Relaciones bilaterales

Carney insiste en que Canadá no estará "nunca" en venta y Trump le responde: "Nunca digas nunca"

Tras las amenazas de anexionar Canadá a EEUU y la imposición de aranceles de hasta el 25% al país vecino y tradicionalmente aliado, los dos líderes mantienen su primer encuentro de alto voltaje diplomático

El primer ministro canadiense, Mark Carney, es saludado por el presidente Donald Trump a su llegada a la Casa Blanca

El primer ministro canadiense, Mark Carney, es saludado por el presidente Donald Trump a su llegada a la Casa Blanca / Mark Schiefelbein/ AP

Irene Benedicto

Irene Benedicto

Barcelona

Trump ha amenazado con anexionar Canadá como un nuevo estado de EEUU desde su retorno al poder. Este martes, el recién elegido primer ministro canadiense, Mark Carney, le visitó en la Casa Blanca, lo que le brindó la rara oportunidad de llevarle la contraria al magnate en persona. "Como sabe usted por el sector inmobiliario, hay algunos lugares que no están en venta", defendió Carney, cuando su anfitrión empezó a hablar delante de la prensa sobre la anexión de su país como un estado más de EEUU. "No está en venta. No estará a la venta, nunca", insistió. Mientras tanto, Trump asentía, hasta que espetó: "Nunca digas nunca. He tenido [entre manos] muchas, muchas cosas que no eran factibles, y terminaron siendo factibles".

La reunión que comenzó con halagos mutuos un tanto desconcertantes, continúo con Trump hablando con los medios sobre asuntos de política estadounidense que no incumbían al líder canadiense, en lo que pareció un ninguneo deliberado, y terminó por abordar los temas más espinosos de forma desigual: se habló más de la anexión de Canadá que de la necesidad de renovar un acuerdo comercial, mientras Trump ocupaba la mayoría del espacio de su despacho y Carney levantaba la mano como pidiendo un turno de palabra que se le concedió en pequeñísimos intérvalos.

Halagos desconcertantes

La reunión bilateral comenzó con un tono que, por amistoso, resultó incoherente. Justo antes de salir a recibir a su homólogo a la puerta de la Casa Blanca, Trump cargó en sus redes sociales contra Canadá: "No necesitamos sus Coches, no necesitamos su Energía, no necesitamos su Madera, no necesitamos NADA de lo que tienen, aparte de su amistad, que esperemos mantener siempre", dijo Trump. "Ellos, en cambio, ¡lo necesitan TODO de nosotros! El primer ministro llegará en breve y esa será, muy probablemente, mi única pregunta de importancia", escribió, sin especificar cuál era esa pregunta.

Minutos después, se deshacía en elogios a la llegada de su invitado: dijo sentir "un gran respeto" por su homólogo canadiense y se refirió a los resultados electorales de Carney como "una de las mayores victorias de la historia de la política, quizá incluso mayor que la mía" y le felicitó por una "gran" campaña electoral, una campaña que, cabe recordar, versó sobre un sentimiento antitrumpista y la defensa de la soberanía canadiense, y gracias a la que dio la vuelta a las previsiones electorales desde que tomó el relevo de su impopular predecesor, el exprimer ministro Justin Trudeau.

"Tenemos muchas cosas en común", dijo Trump. "Tenemos que repasar algunos puntos duros y difíciles, y eso estará bien". Carney, aunque más reservado al inicio, alabó a Trump por su protección de la clase obrera estadounidense, el control de fronteras y los esfuerzos contra el narcotráfico, algo desconcertante ya que estos constituyen los argumentos básicos de la Administración para imponer aranceles, incluidos de los que aqueja Canadá. "Es un presidente transformador", remachó Carney.

Carney también tuvo breves momentos de luz: "La oportunidad está en la asociación", señaló en referencia a actualizar el acuerdo comercial entre ambos países. Esta frase, si bien breve, permitió al primer ministro salirse por un momento del marco establecido por Trump, y de su oposición al mismo, y proponer, en cambio, una alternativa positiva.

Amenazas de anexión

El encuentro tuvo lugar en una semana que Trump inició con declaraciones incendiarias, además de restar importancia a la reunión: "Viene a verme. No sé qué quiere exactamente, pero supongo que quiere echar un trato. Todos quieren un trato conmigo, porque nosotros tenemos algo que todos quieren", afirmó el lunes. 

En declaraciones a la cadena NBC este domingo, Trump insistió en que, si Canadá fuera un estado más, "no nos costaría" y sería "un gran, un estado muy querido". Si bien Trump matizó que la vía militar no es prioritaria, no la descartó completamente. "Es muy poco probable que usemos la fuerza, pero podría pasar", dijo, comparándolo con Groenlandia, donde sí ve más probable el uso de fuerza.

Canadá contra Trump

Carney, exbanquero central de Canadá e Inglaterra, sin experiencia política previa, se proclamó vencedor en las elecciones hace apenas unas semanas, frente al rival conservador, Pierre Polievre, apodado 'el Trump canadiense'. En su discurso de victoria, Carney insistió en el mantra que la llevó a ganar: "Trump quiere rompernos, para que América pueda poseernos". La imposición de aranceles ha dado credibilidad al peligro que supone el vecino del sur: "No son amenazas vacías. El presidente Trump quiere nuestra tierra, nuestros recursos, nuestra agua, nuestro país", advirtió.

Al mismo tiempo, Carney continuó desestimando las palabras de Trump, que calificó de "irrelevantes" y "desvinculadas de la realidad", por lo que su Gobierno no contempla bajo ninguna circunstancia esa posibilidad. "Siempre es importante distinguir entre el deseo y la realidad", insistió ante sus simpatizantes.

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