Dimite el primer ministro de Serbia tras meses de protestas anticorrupción

La crisis serbia se agrava. El primer ministro del país, Miloš Vučević, miembro del gobernante Partido Progresista Serbio (SNS), ha comunicado esta martes su dimisión del cargo al que accedió en mayo pasado. Durante largos meses de masivas y continuas protestas estudiantiles, el Gobierno del nacionalista presidente Aleksandar Vučić no había accedido a plegarse a las peticiones de los manifestantes. Sin embargo, los más recientes enfrentamientos ocurridos en Novi Sad, que dejaron a un estudiante gravemente herido, han precipitado la situación.

Las protestas de los estudiantes serbios comenzaron en noviembre pasado debido al colapso de una marquesina en la estación de tren de Novi Sad, que había sido renovada poco antes, y que causó 15 víctimas mortales. Tras este incidente, se produjo un segundo colapso en otra estación en Cuprija, en el norte del país, y un violento operativo en la Facultad de Artes Dramáticas de Belgrado, lo que desató la ira de la población. Muchos serbios, de hecho, dicen que ya no quieren vivir en un país en el que en el que faltan libertades, y sobran la corrupción y los abusos de poder que, en su opinión, fueron precisamente causas de unas obras de renovación deficientes que provocaron las catástrofes.

Protestas continuadas

Con ello, la incógnita es si la renuncia de Vučević apagará las protestas, algo que los observadores consideran poco probable, dado que los manifestantes exigen cambios estructurales y que el propio presidente Vučić asuma la responsabilidad de la situación en la que se encuentra el país. Mientras que oenegés que los apoyan han comunicado que no aceptarán la convocatoria de nuevas elecciones como una salida a la crisis. Quieren, por el contrario, el nombramiento de un Gobierno de transición de tecnócratas que reforme el país, según ha dicho Savo Manojlovic, líder de Kreni-Promeni, en la red social X. 

La razón de ello tal vez se deba a que Vučić ha sorteado diversas crisis políticas anteriores precisamente al convocar nuevos comicios, lo que han permitido que el SNS se mantenga en el poder pese a las sospechas de fraude electoral. Aún así, la opción está en la mesa, dado que, junto a Vučević, ha dimitido todo el Gobierno serbio. "Mi decisión es irrevocable", ha dicho Vučević, también antiguo alcalde de Novi Sad entre 2012 y 2022, es decir, en los años en los que comenzaron las obras de renovación de la estación de la ciudad, que concluyeron pocos meses antes del accidente.

Determinados

La situación, además, ahora es distinta. En estos meses, de hecho, los estudiantes no se han aliado con partido político alguno —ni de la oposición, a la que consideran como inadecuada—, y además se han mostrado listos a manifestarse de manera muy coordinada e ininterrumpida. Este mismo martes, uno de los grupos más organizados de estudiantes, llamado Autokomanda, llevaba 24 horas paralizando (con la ayuda de profesores, agricultores, ciclistas, entre otros) cruces estratégicos de la capital serbia, Belgrado, como medida de presión contra las autoridades populistas del país.

Hasta ahora, de hecho, la agresiva respuesta del Gobierno serbio, que según los estudiantes también usan milicias de infiltrados para reprimirlos, ha alimentado la rabia estudiantil. Y eso pese a los tantos incidentes. Tanto es así que tan solo en los últimos días estudiantes de la Facultad de Medicina fueron agredidos por hombres armados con bates de béisbol mientras pintaban plantillas que llamaban a protestas en Novi Sad el 1 de febrero, en un contenedor frente a una oficina del gobernante SNS, según 021, un portal de medios local de Novi Sad. 

Con todo, se trata además de la enésima protesta ciudadana contra el Gobierno de Serbia, un país que preocupa también a Europa, por el interés que tiene Rusia en él. "Es evidente que Occidente, en su totalidad, está intentando desestabilizar la situación en Serbia", llegó a decir en diciembre de 2023 la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova.