Después de sobrevivir al último ataque aéreo israelí en el sur de Gaza, con más de 17 muertos, entre ellos varios niños, Abu Kamal mira directamente a cámara e implora al mundo que pare esta guerra loca y sin piedad de nadie: ni de niños, ni de ancianos. Un sufrimiento increíble que, según Amnistía Internacional, va más allá de los crímenes de guerra. Es -asegura la organización de defensa de los derechos humanos- un genocidio.