Bajo control policial

Israel impulsa un proyecto de ley para instalar cámaras de cibervigilancia en espacios públicos

Los activistas por los derechos civiles han criticado que esta tecnología actúa de forma sesgada e infringe la privacidad

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. / EP

Andrea López-Tomàs

Israel empieza a parecerse a la Cisjordania ocupada. Los ministros del Gobierno de línea dura dirigido por el primer ministro Binyamín Netanyahu han respaldado este lunes un proyecto de ley que permite legalizar el uso policial de la tecnología de reconocimiento facial en cualquier espacio público. Presentado en febrero, el texto fue copatrocinado por el ministro de Justicia, Yariv Levin, arquitecto de la polémica división judicial que ha abierto una brecha insalvable en la sociedad israelí, y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, líder de la formación de extrema derecha Poder Judío. Los activistas por los derechos civiles han criticado que esta tecnología actúa de forma sesgada e infringe la privacidad. 

Hace tiempo que el Poder Judío de Ben Gvir busca la ampliación de los poderes policiales y el uso de herramientas antiterroristas avanzadas desplegadas por el Shin Bet, los servicios de inteligencia israelís. A medida que va avanzando terreno en los territorios ocupados palestinos, especialmente en contra de los sospechosos de crímenes contra israelís, ahora busca trasladar este sistema de cibervigilancia a territorio soberano israelí. El proyecto legislativo ha sido presentado como un esfuerzo del gobierno para abordar el crimen en las comunidades árabes, donde este año ya han muerto casi 170 ciudadanos israelís. Pero los críticos denuncian la ausencia de barreras de supervisión suficientemente claras sobre esta poderosa tecnología.

Dar este poder al cuerpo policial sin apenas control puede facilitar el uso indebido de estas herramientas avanzadas y dejar completamente desprotegida a la ciudadanía. El proyecto de ley pone a la misma policía a cargo de supervisar su propio uso de las cámaras, aunque debe presentar informes anuales a la Knesset, el Parlamento israelí, y a la fiscal general. La policía de Israel, por su parte, lo aprueba y lo considera una “herramienta que salva vidas”, en palabras del comisionado de policía Kobi Shabtai este lunes. El foco está puesto en el crimen organizado que, este 2023, ha acabado con las vidas de 166 israelís de origen palestino, junto a nueve palestinos no ciudadanos, según datos de las Iniciativas Abraham. En el mismo período el año pasado, apenas eran 79 las víctimas mortales de esta comunidad.

Palestinos como conejillos de indias

Muchos temen que esta tecnología pueda limitar la libertad de expresión en Israel, sobretodo en el seno de la comunidad palestina. Si se aprobara, esta ley permitiría examinar a todos los docentes por vínculos terroristas, poniendo en riesgo su privacidad y provocando un efecto paralizador. “Cambiará fundamentalmente la infraestructura educativa que genera terrorismo”, ha celebrado el diputado del Likud, Amit Halevi, propiciador de la legislación, en el medio israelí Calcalist. Aunque los críticos defienden que ya hay mecanismos para evitar la propagación de este tipo de ideas a través de la educación. Los instigadores del proyecto legislativo confían en aprobarlo en una sesión especial el martes que viene antes de que la Knesset acabe con su receso el próximo 15 de octubre.  

Según la propuesta, la policía también podrá colocar cámaras portátiles en eventos como manifestaciones de protesta, con la condición de que el “factor humano”, es decir, un oficial de policía, esté convencido de que el funcionamiento de la cámara biométrica no constituye una invasión indebida de la privacidad de ningún individuo”. Desde el inicio del movimiento de protesta en contra de la reforma judicial hace ocho meses, Ben Gvir ha presionado repetidamente para que se apliquen medidas más estrictas. Este proyecto legislativo bebe de otro ideado por el anterior Ejecutivo, el supuesto “gobierno del cambio” de Yair Lapid y Naftali Bennett, bajo el nombre ‘Ojo de Halcón’ pero que no pudo convertirse en ley por la disolución de la Knesset. 

Al otro lado de la Línea Verde, los palestinos, que han servido históricamente como conejillos de indias para desarrollar la tecnología de cibervigilancia israelí, luchan por preservar su privacidad bajo la incansable mirada del enemigo. Las cámaras son una realidad innegable en tierra ocupada. Ahora, están más cerca de serlo en Israel, probablemente con la misma impunidad que en Cisjordania.