Balcanes

Miguel Roán: "La relación militar de Serbia con la OTAN es mucho más estrecha que con Rusia"

El experto analiza los Balcanes sin centrarse exclusivamente en las guerras de la década de los 90

El balcanólogo gallego Miguel Roán.

El balcanólogo gallego Miguel Roán.

Irene Savio

El balcanólogo Miguel Roán (Vigo, 1981) es una perla rara. Sus libros, 'Balcanismos', 'Maratón balcánico' y el último, 'Belgrado Brut', tienen un mérito: no ver a esta región solo bajo la lupa de las sangrientas guerras que martirizaron los Balcanes en los años 90 del siglo pasado. El foco está en el presente. "Casi no recibimos informaciones de su actualidad política, social y cultural de la región", observa este escritor y estudioso, en entrevista con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. La afirmación procede también de la vivencia. Roán vivió durante 12 años en Belgrado, la capital de Serbia.

Empecemos por aquí: ¿Qué no entendemos de los serbios?  

Existe una lectura incorrecta al ver Serbia como un país polarizado entre Rusia y la Unión Europea (UE). Serbia busca su autonomía política y rentabiliza la relación de amistad que tiene con Moscú siendo consciente de que no va a haber una ampliación a corto plazo en la UE. Es muy habitual que en un serbio se conecte el interés por el mundo occidental con el mantenimiento de unas relaciones emocionales y de simpatía con el mundo ortodoxo y Moscú.

En el libro 'Belgrado Brut' describe el vínculo como Rusia como "ambivalente". ¿Se da más importancia a esta relación de la que tiene? 

(Hoy) Rusia controla el marco energético serbio, pero históricamente estas relaciones no han sido siempre de amistad. Durante los años 90 del siglo pasado, (el entonces presidente ruso, Boris) Yeltsin tenía muy mala opinión de (el presidente serbio, Slobodan) Miloševic. Tanto que Rusia no se opuso a las sanciones de la ONU contra Serbia. Lo que existe en la actualidad es una relación de recíproco interés. A Rusia esto le permite mantener su capacidad de influencia en la región, no necesariamente para desestabilizarla, sino más como moneda de cambio en el espacio exsoviético.

¿Esta es la situación hoy?

La realidad es que la OTAN está presente en el Ministerio de Defensa de Serbia y los miembros de la OTAN de esa unidad tienen pasaporte diplomático. Las relaciones militares de Serbia son mucho más estrechas con la OTAN de lo que lo son con Rusia. Según unos documentos revelados hace poco, Serbia incluso está apoyando con ayuda militar a Ucrania.

Ha suscitado controversia que se permitiera la instalación de miles de cámaras de seguridad de Huawei en Belgrado. ¿Serbia también está influenciada por China?

Desde el Tratado de Londres de 1915, Serbia siempre ha buscando relaciones con las potencias internacionales. Por eso no tiene una relación de enfrentamiento directo con China, como tampoco la tiene la UE. De ahí que si puede rentabilizar su relación con China en temas de seguridad, venta de armas o compraventa de productos, lo va a hacer, mientras eso no dilapide completamente la relación con Bruselas.

¿Es preocupante la falta de un horizonte para resolver el conflicto entre Serbia y Kosovo?

Preocupa no sólo porque las relaciones de (el presidente serbio, Aleksandar) Vučic y (el primer ministro kosovar) Albin Kurti son malas también a nivel personal, sino porque que no hay un consenso absoluto dentro de la UE. Existen cinco países que no reconocen la independencia de Kosovo y otros países con vínculos con Serbia que pueden boicotear el acuerdo. Este es el caso de Hungría.

De Vučic también se ha dicho de todo.

Es un calculador, que quiere mantenerse en el poder a cualquier precio y usa la carta del victimismo nacionalista que forma parte de la política serbia desde la Primera Guerra Mundial. 

¿Por qué la UE no acelera con la integración balcánica?

Hay que distinguir entre Bruselas y la Comisión Europea, que sí tienen interés, y algunos países (miembros) que no tienen una posición clara y tienen divisiones sobre lo que hay que hacer en la zona. Otros, como Bulgaria, no garantizan su compromiso con la ampliación. Se debe también a la desconfianza que existe dentro de la UE de que estos países sean capaces de integrarse y realizar reformas en sectores como el judicial, clave para las inversiones.

Días atrás se produjeron dos tiroteos masivos en Serbia.

Ha sido una anomalía. La última masacre de esta naturaleza se produjo en 2007 en los alrededores de Negotin cuando una persona paranoica mató a diversas personas. Pero no es habitual ver armas en las grandes ciudades, pese a que es uno de los países con una de las mayores concentraciones de armas en el mundo. Dicho esto, la sociedad es ahora consciente de que sí hay un problema de violencia latente. Se manifiesta también en el tratamiento frívolo de la guerra en Ucrania de los tabloides, así como a través de la violencia que se expresa en tantos vídeos musicales y programa de telerrealidad.

Ucrania es otro país eslavo en guerra. ¿La lección balcánica no sirvió de nada?

Creo que no se ha aprendido nada de la historia. Y que el conflicto en Ucrania ha hecho retroceder las sociedades balcánicas a los 90. La gran cantidad de desplazados ucranianos ha tenido un peso emocional, en particular en bosnios y kosovares. Mientras que, en Serbia, ha despertado la memoria de las sanciones, los embargos y la marginación, algo que ha reavivado el vínculo con los rusos.