Guerra en Ucrania

El enviado especial chino llega a Ucrania en el peor momento para negociar un alto el fuego

La mediación fue anunciada en abril tras la charla telefónica de Xi Jinping y Volodímir Zelenski, presidentes chino y ucraniano, la primera desde que se iniciara la guerra

Li Hui, entonces embajador de China en Rusia, junto al primer ministro, Dmitri Medvedev, en enero de 2015.

Li Hui, entonces embajador de China en Rusia, junto al primer ministro, Dmitri Medvedev, en enero de 2015. / REUTERS

Adrián Foncillas

Tiene la quimérica misión de alcanzar la paz cuando los contendientes buscan aún la solución en el campo de batalla. Li Hui, representante especial chino para asuntos euroasiáticos, ha emprendido un viaje para explorar con todas las partes una solución política a la guerra. Lo inicia este martes en Ucrania y seguirá, sin saberse aún el orden, en RusiaPoloniaFrancia y Alemania.

La mediación fue anunciada en abril tras la charla telefónica de Xi Jinping y Volodímir Zelenski, presidentes chino y ucraniano, la primera desde que se iniciara la guerra. Aclaró Xi que China "está del lado de la paz" y que "nunca permanecerá ociosa ni arrojará gasolina al fuego ni mucho menos sacará provecho" de la guerra. También invistió a Li como el hombre para solucionar el desaguisado. El viernes pasado desveló el Ministerio de Exteriores que el viaje empezaría esta semana y lo describió como una evidencia más de "los esfuerzos de China para promover la paz" y de su postura "equidistante e imparcial".

El calendario descarta el optimismo. Li aterriza en Kiev con los tambores de guerra tronando en vísperas de la anunciadísima contraofensiva ucraniana para reconquistar los territorios ocupados. Las dos partes, advierten los analistas, confían en que un favorable desarrollo de la guerra apuntalará sus reclamaciones antes de negociar. Tampoco ayudan las dudas de Washington y Bruselas sobre la mediación de China, a la que ven excesivamente escorada hacia Rusia. Kiev y Moscú ven los esfuerzos chinos con más interés.

Medalla de Putin

Li tampoco ha escapado del clima de sospechas. Tan pronto se supo su nombramiento, muchos incidieron en su rusofilia y en la medalla a la amistad que recibió de Vladímir Putin tras sus 10 años como embajador en Moscú. Una febril arqueología en la hemeroteca le ha descubierto diciendo que China "necesita una Rusia fuerte" y que ambos países deben de estar "hombro con hombro". El asunto, mirado con distancia, sólo responde a los usos diplomáticos y los analistas descartan que sus lazos con Moscú nublen su juicio.

A Li no le faltan galones ni tablas. Ingresó en 1975, cuando Moscú y Pekín coqueteaban con la guerra y Mao ordenaba cavar refugios nucleares, en el Departamento de Asuntos Soviéticos y Europa del Este del Ministerio de Exteriores. Fue nombrado viceministro de Exteriores en 2008 y enviado a la cancillería de Moscú un año después. Durante una década en ejercicio preparó nueve visitas oficiales de Xi y triplicó el comercio bilateral. Habla ruso fluido y lee con devoción a Tolstoi, Pushkin o Dostoievski. "Conoce el alma rusa", coinciden los que han trabajado con él.

Ha lidiado con la Unión Soviética en las duras y las maduras, con Rusia después y también con las repúblicas independizadas y sus conflictos. Ha tenido contactos con Ucrania y visitó el pasado año Georgia, que luchó con Rusia en 2008. Su nombramiento ha generado más dudas en la lejana diplomacia y medios occidentales que en Kiev. "Esperamos que su profundo conocimiento de nuestra región le ayudará a comunicarse con todos de forma imparcial y efectiva", señaló el portavoz del Ministerio de Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko, a la cadena NBC. También le ayudará su rango, que le concede más poder y respeto que a un simple emisario.

Tacto

Será necesario mucho tacto para acercar no sólo a Rusia y Ucrania sino también a Polonia, la más entusiasta con la beligerancia estadounidense, y Francia y Alemania, cuyos presidentes han recibido lluvias de críticas por romper el quórum de Bruselas tras sus viajes a Pekín.

La misión de paz de Li supone el esfuerzo chino más decidido por encontrar la salida al conflicto europeo. Desde febrero defiende su plan de 12 puntos, que prevé un alto el fuego inmediato sin condiciones. Su propuesta ha sido desdeñada por Occidente y recibido más apoyo en Brasil y el Sur Global.