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Finlandia vota con la mirada puesta en la frontera rusa y en la economía

El país era neutral y mantenía fuertes lazos comerciales con Rusia, pero invertía ya más en Defensa que muchos países que llevan años en la OTAN

Riikka Purra, presidenta del Partido Finlandés.

Riikka Purra, presidenta del Partido Finlandés. / LEHTIKUVA

Marina Ferrer

"La frontera siempre estuvo muy presente. Ya éramos frontera exterior de la Unión Europea, ahora lo somos además de la OTAN", explica Liisa Hupli-Oinonen, jefa de comunicación de la alcaldía de Imatra. En esa ciudad, uno de los cuatro puestos fronterizos del sureste de Finlandia, empezó en marzo la tala de árboles y construcción de un tramo de valla metálica de tres metros de altura para frenar una eventual llegada masiva de inmigrantes irregulares. O de ciudadanos rusos.

A los primeros tres kilómetros seguirán sucesivos tramos hasta completar los 200 kilómetros planificados por el gobierno de la socialdemócrata Sanna Marin, la primera ministra del país que este domingo buscará su legitimación en las urnas. Parece un proyecto tímido, para un país con 1.340 kilómetros de frontera en vertical con Rusia. La más larga de un miembro de la UE con el país agresor de Ucrania.

"Tal vez muy pronto veremos izar aquí la bandera de la OTAN", prosigue Hupli-Oinonen. Finlandia, que como Suecia solicitó su ingreso en la Alianza tras el inicio de la invasión de Ucrania, tiene vía libre para consumar esa incorporación ya que esta semana obtuvo la ratificación por parte de Turquía -que mantiene su bloqueo al ingreso sueco-. Abandonará así el no alineamiento militar que mantuvo durante décadas. Y aportará a la OTAN el ejército mejor preparado de la región báltico, con 63.000 soldados en activo y 280.000 reservistas, y que ha adquirido 64 cazas F-35 estadounidenses.

Finlandia era neutral y mantenía fuertes lazos comerciales con Rusia, pero invertía ya más en Defensa que muchos países que llevan años en la OTAN -un 1,3 % del PIB-.

Relaciones con Rusia

Imatra es un municipio de 26.075 habitantes, que durante años fue exponente de esas provechosas relaciones comerciales con Rusia. Fue ciudad de tránsito preferente para los rusos que viajaban a Finlandia a hacer turismo o las compras. Siete meses después de la agresión a Ucrania, Helsinki restringió el paso por sus fronteras a los rusos.

Su casco urbano queda a 10 kilómetros de la frontera, a 17 de Svetogorsk -la primera ciudad rusa- y a 173 de San Petersburgo, lo que la predestinaba a ser ciudad de tránsito. Kiev en cambio queda a 1.417 de distancia. Pero en Imatrankoski, su centro neurálgico y principal punto de atracción turística por los saltos de agua de su presa, ondea alguna bandera ucraniana, en solidaridad con el país invadido.

Polarización política

"Algunos medios juegan con la polarización de esta campaña entre Sanna (Marin) y Riikka Purra", explica Josefina Nissila, militante del Partido Socialdemócrata (SDP) de Imatra. Purra es la líder del partido ultraderechista Verdaderos Finlandeses, al que los sondeos colocan empatado en un 19% con el de la primera ministra. Ambas van ligeramente por detrás del líder de la derecha moderada, Petteri Orpo, de la opositora Alianza Nacional Kokoomus. Para Nissila, esa supuesta polarización es más bien un cliché mediático, debido al hecho de ser dos mujeres jóvenes, de 37 y 45 años respectivamente, liderando dos opciones antagónicas. Pero sostiene que la ultraderechista no tiene opciones a ponerse al frente del próximo gobierno.

El SDP es el único partido visible en Imatra este sábado –en Finlandia no hay jornada de reflexión-. Desde su tenderete reparten salchicas asadas a los ciudadanos, con la música de fondo de una banda de viento contratada por el partido. Imatra, rodeada de hermosos bosques aún copiosamente nevados en este primero de abril, tiene poco peso electoral en el país nórdico, con 5,5 millones de habitantes, de los cuales un millón se concentra en Helsinki y su extrarradio.

Las expectativas

Ahí seguía en campaña la ultraderechista Purra, cuyo partido propugna como “remedio” al alto endeudamiento de Finlandia los recortes a la inmigración y la cultura. Marin llegó al cargo a finales de 2019, tras la dimisión de su correligionario Antti Rinne por presiones de uno de sus cuatro socios de coalición, los centristas. Rinne se había impuesto en las urnas seis meses antes por una mínima ventaja sobre los Verdaderos Finlandeses. Con Marin el endeudamiento se disparó del 64,9 a casi el 75 %. La causa fueron las medidas orquestadas para paliar los efectos de la pandemia de la covid. Finlandia cayó en recesión, lo que disparó las alarmas y, por extensión, las buenas expectativas para el opositor Orpo, quien promete contener el gasto público y no subir impuestos.

Marin no descarta a la derecha moderada con futuro socio. Orpo no rechaza a la ultraderecha como socio potencial. La fragmentación política de Finlandia, donde en 2019 ningún partido superó el 20 %, obligará a aplicar mucha habilidad negociadora a quien aspire a liderar el siguiente gobierno.