La violencia se enquista en Tierra Santa. Dos explosiones simultáneas en paradas de autobús a la entrada de Jerusalén han acabado con la vida de un adolescente israelí. Más de una veintena de personas han resultado heridas. “Es un atentado que hace muchos años que no veíamos”, ha lamentado el comisario de la policía israelí, Kobi Shabtai. A su vez, durante la madrugada del miércoles, otro menor palestino de 16 años ha sido asesinado a tiros por las fuerzas israelís durante los enfrentamientos en la ciudad de Nablus de la Cisjordania ocupada. 

Eran poco más de las siete de la mañana cuando la primera bomba ha detonado en Givat Shaul, la principal entrada a Jerusalén. En plena hora punta para los viajeros, 18 personas resultaron heridas en la parada del autobús, cuatro de las cuales son graves. Más tarde, ha muerto en el hospital una de las víctimas, un estudiante canadiense de yeshivauna escuela religiosa judía, de 16 años. Media hora después, ocurrió la segunda detonación en el cruce de Ramot, otro acceso a la urbe. Seis personas heridas levemente por metralla o por ansiedad fueron trasladadas a centros médicos de urgencia. 

Pese a los meses de violencia continuada en los territorios ocupados, la sociedad israelí no podía esperar un ataque al que consideran el corazón de su país. “Es una mañana muy difícil”, ha declarado el ministro de Seguridad Interior, Omer Bar Lev. “Hay una gran probabilidad de que haya una conexión entre ambos ataques”, ha añadido. La policía ha pedido al público que reporten cualquier paquete sospechoso que se encuentren. Un alto funcionario de seguridad ha afirmado que tras las explosiones, hay una importante infraestructura que incluye la inteligencia, la obtención y la preparación de explosivos. 

Sospecha de atentado

Se cree que las detonaciones fueron causadas por dispositivos explosivos que estaban en bolsas y que fueron activados de forma remota. Además, estaban repletos de clavos para maximizar las bajas, según ha informado la emisora pública de Kan. Jerusalén no era víctima de ataques de este tipo probablemente desde la segunda Intifada en el 2000. Por ello, los partidos ultraderechistas, aún aupados por la victoria en las elecciones de principios de mes, no han dudado en ser los primeros en pronunciarse. 

“El terror árabe asesino está llamando a nuestra puerta; ¡debemos formar un gobierno de inmediato!”, ha declarado Bezalel Smotrich, líder del partido Sionismo Religioso. “Hago un llamado al primer ministro entrante Netanyahu para que convoque a todos los líderes de la coalición, para formar un gobierno de derecha que restaurará la seguridad de los ciudadanos de Israel”, ha añadido. El incendiario Itamar Ben Gvir, probablemente futuro ministro responsable de la policía, ha pedido “retomar los asesinatos selectivos y hacerlos pagar”.

Nuevos grupos militantes

Ben Gvir ha acudido al lugar del ataque y, desde allí, ha exigido por “formar un Gobierno cuanto antes” debido a que “el terrorismo no espera”. Aunque Hamás y la Yihad Islámica han aplaudido el ataque, ningún grupo palestino ha reivindicado las explosiones. Durante los últimos meses, han surgido nuevos grupos militantes en los territorios ocupados palestinos, aunque las autoridades israelís no consideraban que ninguno de ellos pudiera ser capaz de un ataque de estas características, hasta ahora.

Las continuas incursiones militares en Cisjordania y los bombardeos sobre Gaza han provocado el asesinato de más de 200 personas en lo que va de año por parte de las tropas israelís. "La operación en Jerusalén es resultado de los crímenes de la ocupación y los colonos contra nuestro pueblo y la Mezquita de Al Aqsa y reafirma con pruebas concluyentes que el terrorismo israelí sólo tendrá como respuesta más operaciones heroicas", ha manifestado el portavoz de Hamás, Abdelatif al Qanu, antes de decir que Israel "recoge el precio de sus crímenes y agresión".