La presión diplomática a Irán para pedir la liberación de los españoles detenidos no cesa. Altos responsables del Ministerio de Exteriores han mantenido este miércoles conversaciones con su contraparte iraní para pedir la liberación de Ana Baneira y Santiago Sánchez, según ha podido saber este diario de dos fuentes diplomáticas. Ambos han sido arrestados en el país persa en medio de las protestas contra el Gobierno de los ayatolás, que se desataron tras la muerte de una joven bajo custodia de la “policía de la moral” por llevar mal puesto el velo.

La secretaria de Estado de Exteriores y número dos del Ministerio, Ángeles Moreno, ha conversado por teléfono este miércoles con su homólogo iraní sobre este caso. Lo más urgente ha sido pedir que se garantice el “acceso consular”, es decir, que representantes de la delegación española en el país puedan ver y asistir a los detenidos. 

Este contacto telefónico sigue al que la semana pasada mantuvo sobre este mismo asunto el ministro de Exteriores, José Manuel Albares con su homólogo iraní, Husein Amir Abdolahian. El jefe de la diplomacia española ha dado instrucciones directas al embajador español en la República Islámica, Ángel Losada, para que trate de manera prioritaria la situación de los dos detenidos. Él ha mantenido encuentros a distintos niveles del Gobierno iraní, según han confirmado fuentes diplomáticas a este diario.

Los españoles no son los únicos detenidos internacionales en medio de las protestas que reprime el Gobierno iraní. Hay, al menos, siete franceses. Este miércoles, Francia, Estados Unidos y Reino Unido han acusado a Irán de estar “tomando rehenes” occidentales para usarlos como “moneda de cambio”. “Esto es una situación inaceptable de toma de rehenes”, ha dicho el presidente francés Emmanuel Macron a los periodistas este miércoles durante el G-20 de Indonesia. “Urjo a Irán a que vuelva a la calma y al espíritu de cooperación y a respetar la estabilidad regional y a los ciudadanos franceses”, ha dicho el líder galo. 

Teherán acusa a los adversarios occidentales de estar incentivando las protestas que recorren el país desde el pasado 16 de septiembre. “Personas extranjeras han sido arrestadas durante las protestas y algunas de ellas han participado de forma muy activa”, ha dicho este miércoles el ministro de Interior Ahmad Vahidi. “Hay individuos que pertenecen a los servicios de inteligencia franceses y se les va a tratar de acuerdo con la ley”.

En la misma línea ha incidido Estados Unidos. El enviado especial de Washington para Irán, Robert Malley, ha pedido que los países que tienen ciudadanos detenidos se coordinen contra “esta toma de rehenes para usarlos como monedas de cambio por razones políticas”.

La familia, a la espera

Santiago Sánchez Cogedor, de 41 años, fue detenido tras visitar la tumba de la mujer cuya muerte ha desatado las protestas, Mahsa Amini. Se dirigía a pie hacia Qatar desde España para asistir al mundial de fútbol. Ana Baneira, de 24 años, fue arrestada durante una de las protestas, según la ONG iraní de Derechos Humanos HRANA que fue la primera en dar cuenta de su detención. 

El Gobierno de Irán no ha dado a conocer las acusaciones, si las hubiera, ni ha dado detalles sobre las condiciones en las que están detenidos. En el país hay alrededor de 15.000 civiles detenidos por su participación en las protestas. Varios de ellos han sido condenados a muerte por, según el régimen iraní, incendiar edificios públicos o matar a agentes de las fuerzas del orden. 

La familia de Santiago Sánchez sigue sin recibir novedades y solo espera que pueda ser liberado tras las gestiones que se están haciendo desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, según ha indicado a Europa Press su madre, Celia Cogedor.

Sangrienta represión

Las protestas que están poniendo en jaque al régimen de Teherán se producen en medio de un intento de resucitar las conversaciones sobre el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias occidentales. El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había aliviado algo las sanciones, pero el uso de drones iraníes en la guerra de Ucrania y la represión a sangre y fuego de las protestas predisponen de nuevo a la comunidad internacional en contra del régimen de los ayatolás. 

Al menos 326 personas han muerto a manos de las fuerzas del orden iraníes, entre ellos 43 menores y 25 mujeres, según la ONG de Derechos Humanos con sede en Noruega IHRNGO. Esos son los que tienen verificados, pero la cifra final puede ser mucho mayor. Además, se ha condenado a muerte a al menos cinco personas relacionadas con las protestas. Se les acusa de matar a un policía o incendiar un edificio público. Los cargos incluyen también “declarar la guerra a Dios” y “corrupción en la tierra”. 

Ahora, la Unión Europea y otros países acaban de imponer sanciones a destacados miembros del Gobierno iraní después de que se comprobara que drones Shahed-136 fabricados en el país persa estaban siendo usados por Rusia para atacar a civiles en Ucrania

En 2019, Irán ya vivió fuertes protestas sociales, entonces por los precios de la gasolina. El régimen también reprimió de forma violenta a los manifestantes en lo que se consideró, hasta ahora, la más sangrienta represión de la historia de la República Islámica.