“Es fundamental acabar con el fascismo en Brasil. El mundo entero quiere que Bolsonaro salga del Gobierno”. Carlota Novais es una de las asistentes al último acto de campaña del expresidente Lula da Silva en São Paulo antes de las elecciones de este domingo. Vestida con una camiseta roja -el color del Partido de los Trabajadores (PT)- y con varias pegatinas de la campaña de Lula en el pecho, Novais se muestra confiada de una victoria del expresidente en primera vuelta. “Tenemos muchas ganas de que gane Lula, por eso hemos salido a la calle en São Paulo y en todo el país”, exclama.

Miles de personas se han concentrado en la avenida Paulista, en el centro de la ciudad, a la espera de que llegue el expresidente junto a las principales figuras de su candidatura. De fondo, un chico joven se pasea con un altavoz y música a todo volumen: “Aro, aro, aro, fuera Bolsonaro. Está todo caro, ha subido la gasolina, el gas de cocina y la carne más cara es la de Brasil”, reza la canción con un ritmo magnético. De vez en cuando la multitud salta con proclamas para calentar el ambiente y tratar de combatir la lluvia que, por momentos, obliga a muchas personas a refugiarse. “¡Olé, olé, olé, olá, Lula, Lula!” o “Brasil, urgente, Lula presidente” son las más escuchadas.

Vencer a Bolsonaro

La locura se desata cuando el candidato del PT llega al acto y se sube a una pequeña furgoneta, que inicia una marcha lenta. Todo el mundo trata de acercarse a empujones, para tocarle y sacar fotos. Algunos incluso hacen videollamadas con sus familiares para que puedan ver al expresidente, que no para de saludar a ambos lados de la calle y también a las personas que siguen la marcha desde los balcones, que le devuelven el saludo haciendo el gesto de una L con el dedo índice y el pulgar, uno de los símbolos de su campaña.  

En una esquina, André Barbosa sigue a la multitud exaltada. El hombre, de unos 60 años, está seguro de que Lula ganará en primera vuelta gracias a su capacidad para aglutinar a varios sectores del espectro político. El objetivo: vencer a Bolsonaro. Un ejemplo de ello, es su actual candidato a vicepresidente, Geraldo Alckmin, que fue su adversario político durante años y rival en las elecciones de 2006. “Lula tiene la capacidad de dialogar, de amalgamar a la gente y de trabajar en un programa conjunto. Ha entendido que para vencer tiene que abrir la puerta a otras formaciones”, asegura Barbosa.

Cada vez más personas se suman a la marcha que recorre las calles de São Paulo, mientras un animador canta proclamas con un micrófono para encender al público. “Primera vuelta, primera vuelta”, exclaman todos al unísono. Las últimas encuestas contemplan esa posibilidad y se nota en el ambiente. La marea está dominada por el rojo, aunque algunas personas como Gláucia han decidido llevar una bandera de Brasil pegada a la espalda. “Bolsonaro nos ha quitado la bandera, ha conseguido que la gente que no simpatiza con él tenga vergüenza de usarla. No podemos tener miedo, los colores de nuestro país son de todos. Lula conseguirá que nos sintamos de nuevo orgullosos de ser brasileños”.