Rusia ha tomado la decisión de reemplazar este sábado a su militar de mayor rango a cargo de la logística de la campaña bélica en Ucrania cuando se cumplen siete meses de la guerra en el país vecino sin que el Kremlin haya logrado sus objetivos, que ahora pretende lograr con una movilización parcial y referendos de anexión. El general Dmitri Bulgákov fue relevado de su cargo de viceministro de Defensa de Rusia debido a que recibió otro destino", señaló escuetamente el Ministerio de Defensa.

En su lugar fue designado el general coronel Mijaíl Mizíntsev, hasta ahora jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa y quien fue el encargado de "dirigir personalmente" el asedio a la ciudad portuaria de Mariúpol, según Ucrania. Los medios occidentales le bautizaron por ello como el "carnicero de Mariúpol".

Esta destitución sigue a varias otras que el Kremlin acometió en los últimos meses de altos cargos al frente de la intervención bélica en Ucrania, según la inteligencia británica y centros de análisis como el Instituto para el Estudio de la Guerra.

Problemas logísticos

En los últimos siete meses Occidente ha destacado los problemas logísticos y de abastecimiento que sufre el Ejército ruso, tanto en material bélico como en el envío de refuerzos al frente.

Esta dificultad se agravó cuando Ucrania comenzó a recibir de EEUU y Europa armas de mayor alcance, lo que le permitió golpear con precisión las líneas de comunicación transporte, los puestos de mando y los arsenales de armas, así como las vías de abastecimiento y de retirada de las de las tropas rusas.

Especialmente en la región nororiental de Járkov la contraofensiva que acabó con la retirada de las tropas rusas evidenció la capacidad de Ucrania de cortar las líneas logísticas de Rusia.

Pero también los ataques contra pontones y puentes en la provincia sureña de Jersón, donde todas las rutas de retirada y abastecimiento están bajo control de fuego ucraniano, según Kiev.

Todo ello ha impedido a Rusia lograr sus objetivos de liberar el Donbás, en el que controla casi la totalidad de la región prorrusa de Lugansk y el 55 % de Donetsk, y consolidar su posición en el sur, donde ve ahora peligrar el corredor terrestre que ha tendido desde el este a la península ucraniana de Crimea que se anexionó en 2014.

Las recetas de Putin para recuperar la iniciativa

Ante las crecientes críticas sobre la marcha de la campaña militar dentro de algunos estamentos del poder y militares, expresadas por blogueros militares y líderes regionales como el chechén Ramzán Kadírov e incluso la propaganda estatal y diputados, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha optado por una nueva escalada.

Ahora quiere conseguir su objetivo mediante la anexión de cuatro regiones que aún no controla completamente y la movilización parcial que decretó el miércoles.

El resultado de los referendos ya se conoce, según el medio independiente Meduza. De acuerdo con dos fuentes cercanas al Kremlin, en Donetsk y Lugansk "aproximadamente un 90 % votará a favor" de la incorporación a Rusia, al igual que en Jersón y Zaporiyia.

La anexión, una vez consumada, permitirá a Putin declarar que su territorio está siendo atacado y por tanto puede defenderlo con todos los medios a su alcance.

Con la movilización a su vez, Putin espera calmar al "partido de la guerra" y recuperar la iniciativa perdida en el campo de batalla.

La inteligencia británica considera no obstante que la movilización parcial supone un desafío considerable.

"Rusia probablemente tendrá problemas con los retos logísticos y administrativos de reunir a 300.000 reservistas. Posiblemente intentará crear nuevas formaciones con muchos de estos militares, pero es poco probable que sean eficaces en combate rápidamente", señaló.

Meduza afirma que Rusia pretende en realidad alistar a 1,2 millones de personas, según se establecería en el séptimo párrafo del decreto de Putin que está clasificado.