Los rusos no salían a la calle desde principios de marzo, cuando las autoridades ya se encargaron de acallar rápidamente las protestas contra la ofensiva en Ucrania. Desde entonces, las leyes se han endurecido. Nuevas normas han tomado forma, como la llamada “ley de los fakes”, que castiga las mentiras difundidas sobre las Fuerzas Armadas rusas, cuestiones como llamar “guerra” a la “operación militar especial” o dar una cifra de bajas militares distinta a la oficial, que solo se ha actualizado dos ocasiones desde marzo, aquel mismo marzo y el pasado miércoles. Vulnerarla esta ley puede suponer hasta 15 años de cárcel y multas económicas. Incluso ha llegado a plantearse un proyecto de ley para enviar al frente a cualquiera que protestara contra la ofensiva. Fue una iniciativa del LDPR, el Partido Liberal-Demócrata de Rusia, de corte ultranacionalista.

No solo se ha endurecido la legislación. También se fortificaron los centros de las ciudades rusas con numerosos agentes de policía y se ha persiguido a los medios independientes por dar un punto de vista distinto oficial. Ya no queda ninguno de ellos que trabaje desde Rusia. A lo largo de este año han cerrado Eco de Moscú (radio), Dozhd (canal de televisión), así como el diario Novaya Gazeta, dirigido por el premio Nobel Dmitri Muratov. Todos ellos siguen trabajando desde el extranjero.

A pesar del cerrojazo, los rusos volvieron a salir a las calles el miércoles en más de una venintena de ciudades, en esta ocasión, para manifestarse contra la movilización de reservistas anunciada por el presidente Vladímir Putin. Lemas como “no a la movilización", "no a la guerra” o “enviad a Putin a las trincheras” resonaron sobre el asfalto hasta que la policía desmanteló todas las protestas, a golpes cuando hizo falta. Las primeras tomaron forma en las ciudades siberianas de Krasnoyarsk Ulan-Udé, y conforme el reloj marcaba las 19.00 en todos los usos horarios de una país que tiene nada menos que 11, nuevas ciudades se sumaron a la algarada contra la movilización. Ufa, Izhevsk, Yekaterimburgo, Novosibirsk, Chelyabinsk, Ankhangelsk o Kaliningrado fueron solo algunas de las capitales provinciales donde los ciudadanos salieron a protestar. En otra docena de localidades más pequeñas también hubo manifestaciones.

Las más numerosas, donde se detuvo a la mayor parte de los 1.300 arrestados por la policía, se produjeron en Moscú y San Petersburgo, las dos principales urbes del país. Según medios independientes como Mediazona – declarado agente extranjero por el Gobierno ruso, algunos de los detenidos recibieron una citación judicial mientras estaban retenidos por las fuerzas de seguridad.

Huida de Rusia

Otros rusos optaron por huir directamente del país. Por ello las fronteras con GeorgiaKazajistán Mongolia quedaron ayer totalmente colapsadas ante el éxodo masivo de civiles asustados. En algunos casos, la gente optó incluso por salir andando del país, como sucedió en los pasos fronterizos de Uralsk-Samara y Mashtakovo-Syrym que sirven para entrar en Kazajistán. Mientras tanto, los precios de los vuelos siguen encareciéndose. Los billetes escasean o se pagan a precios prohibitivos. Los vuelos hasta Dubai -los únicos en los que quedaban plazas en el momento de escribir estas líneas-- cuestan cerca de 8.000 euros al cambio, más de cuatro veces el salario medio de la Federación Rusa.

Este mismo jueves ya se fueron los primeros movilizados a recibir la formación previa antes de ir al frente ucraniano. Las imágenes de despedidas entre vítores y lloros se han visto en diferentes puntos de Yakutsk y Yakutia, dos regiones de Siberia, en la Rusia asiática.