Durante años, el exprimer ministro malasio, Najib Razak, y su esposa llevaron una vida de altos vuelos sufragada por dinero desfalcado de un fondo de desarrollo estatal, conocido como "el golpe de siglo". Ahora en prisión, Najib se aferra a una última oportunidad de volver a la política: un perdón real, que no se descarta le sea concedido.

Najib, que gobernó Malasia entre 2009 y 2018, conoce la vida pública desde hace décadas, habiendo tomado el testigo político de su padre, el segundo primer ministro del país asiático, Abdul Razak Hussein, a la muerte de este en 1976.

Pero su conocimiento de la diplomacia y contactos entre las altas esferas malasias no han impedido, para sorpresa de muchos, que sus desmanes hayan recibido castigo: el pasado 23 de agosto el Tribunal Federal malasio confirmó en última instancia una condena de doce años de prisión por corrupción.

El exmandatario, de 69 años y quien se declara inocente, fue hallado culpable de la apropiación indebida de 42 millones de ringgit (9,42 millones de dólares) del fondo estatal 1Malaysia Development Berhad (1MDB), ideado por él para desarrollar Malasia, y se convirtió en el primer exdirigente del país en ir a prisión.

Acostumbrado a codearse con banqueros de renombre y líderes mundiales -mantuvo una fotografiada amistad con el expresidente Donald Trump-, Najib cambiaba el lujo por la austeridad de la celda, destino que en principio también aguarda a su mujer, Rosmah Mansor, condenada a 10 años de prisión este mes, sentencia que ha apelado.

Los marcos de Malasia

El término lujo tal vez no baste para ilustrar la vida del matrimonio hasta su defenestración, sucedida tras una investigación periodística que destapó el escándalo en 2015: con el dinero del fondo bajo su control, la pareja rigió una cleptocracia al más puro estilo de los Marcos (1965-1986) en Filipinas.

En 2018, poco después de que Najib perdiera las elecciones frente al que en su día fue su mecías, el nonagenario Mahathir Mohamad, quien utilizó la corruptela del 1MDB para vencer a su otrora pupilo en las urnas, la policía se incautaba un deslumbrante botín tras registrar la vivienda de la pareja.

Hasta 300 cajas con bolsos de Hermes o Louis Vuitton, decenas de maletas con dinero en metálico en varias monedas, 423 relojes, 14 tiaras y otros objetos de valor salían del hogar presidencial, recordando a los 3.000 pares de zapatos hallados en la vivienda de Imelda Marcos, esposa del fallecido dictador Ferdinand Marcos.

Según varias investigaciones judiciales de un escándalo con ramificaciones en Hollywood y Wall Street -por los contactos de Najib y su socio, Jho Low, ahora fugitivo de la Justicia-, hasta 4.500 millones de dólares fueron desfalcados, 681 de ellos deparando en cuentas del exdirigente, que se enfrenta a otros cuatro juicios.

Vínculos con Hollywood y Arabia Saudí

El caso, filtrado por el exbanquero suizo-español Xavier Justo, está salpicado de escabrosos detalles -misteriosos asesinatos de posibles delatores, vínculos con Arabia Saudí y extravagantes regalos con dinero del fondo al actor Leonardo DiCaprio o a la modelo Miranda Kerr-, pasó a conocerse como "el golpe del siglo".

Lo que no parece impedir que Najib tenga las puertas del todo cerradas a un eventual regreso. Pese a haber malversado dinero destinado a industrializar un país aún en desarrollo, el exdirigente confía en su círculo para sacarle de prisión, y a comienzos de septiembre solicitó un perdón real.

"Creo que existe la posibilidad de que obtenga el indulto, pero más adelante, puede que dependa del resultado de las próximas elecciones", dice a Efe Cassey Lee, analista de Malasia del Instituto ISEAS-Yusof Ishak de Singapur.

La monarquía rotatoria de Malasia ha solido jugar un papel residual en la política nacional, si bien el rey, Sultan Abdullah Sultan Ahmad Shah, ha tenido más influencia en unos años convulsos tras la dimisión de Mahathir, y fue él quien nombró primer ministro a Ismail Sabri, devolviendo al poder al partido (UMNO) de Najib.

Para algunos analistas la decisión del rey dependerá mucho de cuánto le persuada Ismail Sabri y de si las elecciones, que deben celebrarse antes de septiembre de 2023 y podrían suceder en los próximos meses, refuerzan a UMNO, donde Najib sigue teniendo fuertes aliados.

El rey, no obstante, ha querido recalcar su neutralidad, y, como defensor del Islam en el país -religión mayoritaria de Malasia-, afirmó después de que Najib pidiera el indulto que la justicia islámica "no concede ningún privilegio o excepción a nadie que cometa una infracción".

"Najib todavía tiene apoyo público, pero menguará a medida que esté en prisión, y su influencia en algunos círculos también cederá entonces", señala Lee a Efe.