Cierta autonomía a las empresas para que se adapten a la sobriedad energética. El Gobierno francés dará un mes de margen a los grupos privados para que tomen sus propias medidas de ahorro energético. Así lo ha anunciado la primera ministra Élisabeth Borne este lunes por la tarde en el discurso de apertura de la universidad del verano del MEDEF (la patronal). La jefa del Ejecutivo pidió a las empresas que presenten un plan de sobriedad energética durante el mes de septiembre. Su objetivo: reducir en un 10% el consumo de electricidad en los dos próximos años.

“Cada uno debe colaborar en su medida. Nos adentramos en la época de la responsabilidad colectiva. (…) Nuestra primera urgencia es evitar todo tipo de consumo que no sea indispensable”, aseguró Borne en el hipódromo de Longchamp en el bois de Boulogne (oeste de París), en uno de los barrios más ricos de la capital. Pese a los discursos en las últimas semanas del presidente Emmanuel Macron en que auguraba “sangre, sudor y lágrimas”, la realidad es que Francia ha adoptado más bien pocas medias de sobriedad. En los edificios públicos se limitó el aire condicionado a 26º C y la calefacción a 19º C. Pero estas restricciones no se aplican en comercios, oficinas de las empresas ni en los transportes públicos

Manga ancha a las empresas

De momento, el Ejecutivo centrista da cierta manga ancha a las empresas para que se adapten a la nueva coyuntura, provocada por la crisis energética y la guerra en Ucrania. Una apuesta parecida a la de Francia durante la pandemia del covid-19, en que no tomó medidas nacionales sobre el teletrabajo y dejó que cada empresa lo gestionara a su manera. 

No obstante, Borne puso como fecha límite principios de octubre para examinar los planes de sobriedad del sector privado. En el caso en que sean insuficientes, amenazó con exigencias más coercitivas. “Si cada uno no asume su parte de responsabilidad, en un futuro cercano podrían producirse cortes de gas con graves consecuencias económicas y sociales”, advirtió. También anunció una campaña de información gubernamental sobre los gestos individuales que cada ciudadano puede tomar para reducir su consumo. Debido a su menor dependencia del gas ruso, Francia afronta la crisis actual con una posición de menor urgencia que algunos de sus vecinos, como Alemania o Italia.

Sin embargo, como recordó Borne, “no está fuera de peligro” teniendo en cuenta que la mitad de los reactores nucleares no funcionan actualmente y que el precio de la electricidad superó la semana pasada en Francia los 1.000 euros por megavatio, su récord anual. El Gobierno francés discrepa de sus vecinos —sobre todo Alemania, pero también de España e Italia— en la estrategia energética, tanto por su predilección por la energía nuclear como por su oposición al gasoducto MidCat. Una infraestructura a la que se opone por su coste económico, su impacto medioambiental, pero también por su apuesta por las terminales de gas, “cuya capacidad de almacenamiento hemos aumentado en los últimos meses”, dijo Borne.

Planificación ecológica

Además de reivindicar la sobriedad energética, la primera ministra anunció que a partir de otoño empezarán a preparar medidas de “planificación ecológica” —el equivalente galo del Green New Deal— sobre el bosque, el agua y la producción de energía que no emita emisiones de CO2. “La transición ecológica debe ser un criterio central en cada inversión del sector privado y del público”, aseveró. 

“Debemos inventar otro modelo de producción y de consumo que nos permita alcanzar nuestros objetivos de reducción de emisiones de CO2”, había afirmado unos minutos antes el presidente del MEDEF, Geoffroy Roux de Bézieux, que hizo de telonero de la jefa del Gobierno. Aunque el responsable de la patronal reconoció que “debemos reformar nuestras mentalidades acostumbradas a una globalización feliz”, dedicó buena parte de su discurso a reivindicar las clásicas reformas neoliberales —disminución de impuestos a las empresas, desregulación del mercado laboral...— que suelen abundar en estas reuniones del MEDEF. Algunas de ellas forman parte de la agenda gubernamental para la rentrée, como una ley que disminuirá las indemnizaciones a los desempleados.

Además de Borne, también asistieron a la apertura de la universidad de verano del MEDEF el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, y la de Túnez, Najla Bouden. También se retransmitió un discurso del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, participará el martes en un coloquio sobre los movimientos independentistas en Cataluña y Córcega en el marco de este mismo encuentro veraniego de la patronal.