Las llamas amenazan de nuevo la región francesa de la Gironda (suroeste), que ya sufrió una oleada de incendios en julio. Desde el martes por la noche, un vasto fuego abrasa la zona de la localidad de Hostens, a unos 60 kilómetros al sur de Burdeos. Las llamas ya quemaron unas 6.800 hectáreas, según informó el jueves por la mañana la prefectura de Gironda, y continúan creciendo. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado que Alemania, Grecia, Polonia, Rumania, Austria e Italia ayudarán a los bomberos franceses para sofocar este gigantesco incendio. "Francia activó el mecanismo de protección civil de la Unión Europea contra los incendios", dijo el dirigente.

Cerca de 1.100 bomberos están desplegados para hacer frente a las llamas, indicaron las autoridades locales. Prometieron "refuerzos suplementarios", que se sumarán a los aviones Canadair, helicópteros de bombardeo de agua y otros medios utilizados. Pese a su extensión, el incendio no ha provocado por el momento víctimas mortales y solo tres bomberos han resultado heridos, dos de ellos de manera leve. Casi 10.000 personas han sido evacuadas a causa de un incendio que el miércoles se dirigió hacia la autopista francesa A63, provocando el corte de la carretera en ambos sentidos a partir de la salida 9, a la altura del municipio de Saint-Geourgs-de-Maremne.

Las llamas también afectaron la circulación en el paso fronterizo de Biriatou, cerca de Irún, en el País Vasco, a pesar de encontrarse a unos 200 kilómetros de la zona del incendio. El servicio de tráfico de la Ertzaintza informó este jueves por la mañana de la prohibición del paso de camiones por ese punto de la frontera entre España y Francia. Pero al mediodía anunció su reapertura. Una situación parecida ya se había producido el miércoles, lo que provocó hasta cinco kilómetros de retenciones en la AP-8. No puede descartarse que vuelva a repetirse ante la intensidad del incendio.

Récord de hectáreas quemadas en Francia

"La situación resulta muy desfavorable", reconoció el coronel Arnaud Mendousse, responsable de comunicación del servicio departamental de incendios y urgencias de la Gironda. De hecho, el avance de las llamas se ve favorecido por las temperaturas caniculares en este departamento, donde este jueves se han registrado temperaturas máximas cercanas a los 40 grados. Algo poco habitual en el suroeste de Francia. 

Otra oleada de incendios ya había quemado en julio 14.000 hectáreas en esta misma zona, que no solía verse afectada por fuegos de este tipo. Según datos de satélites europeos, este año ya se han quemado hasta 50.000 hectáreas del territorio galo. Aunque faltan más de cinco semanas para que se termine el verano, esta cifra resulta tres veces superior a la superficie que solía verse afectada por incendios en el país vecino, según una media de la última década. Representa un récord para Francia.

"Estamos reforzando nuestros medios y actuando en todos los frentes para luchar mejor en el futuro" contra los incendios, aseguró la primera ministra Elisabeth Borne, que se desplazó este jueves al suroeste, junto con el ministro del Interior, Gérald Darmanin

Ante la actual oleada de incendios, que también afecta la Bretaña, el Aveyron (centro-sur) o la Drôme (sudeste), el Ejecutivo recibió recibió críticas de falta de preparación y de no haber dotado de medios suficientes a los bomberos ante un 2022 marcado por la sequía y las altas temperaturas, ambas asociadas al cambio climático. Francia cuenta con unos 50.000 bomberos profesionales, además de unos 200.000 reservistas voluntarios. El número de agentes galos que luchan contra el fuego se redujo en la última década marcada por las políticas de austeridad (con la excepción del covid-19) y la contención del gasto público