Brasil prueba una vez más hasta qué punto la realidad puede ser a la vez un culebrón y un thriller, sobre todo cuando está vinculada al mundo del arte. La hija del difunto empresario Jean Boghici estafó a su madre con la ayuda de un falso vidente y otros delincuentes. La mantuvo bajo cautiverio varios meses y le robó una pinacoteca de 140 millones de dólares. La policía de Río de Janeiro terminó por aclarar un caso que ganó de inmediato notoriedad mundial.

Genevieve Boghici, la viuda de 82 años del coleccionista, ha tardado casi dos años en pedir ayuda a las fuerzas de seguridad y señalar a su propia hija, Sabine Coll Boghici por los delitos que tuvieron lugar en plena pandemia. El confinamiento obligatorio contribuyó a encubrir una historia macabra. Todo comenzó en enero de 2020, cuando la anciana fue abordada por una mujer que se hizo pasar por médium y le aseguró haber "visto" la enfermedad de su hija con un inminente y letal desenlace.

Ella sabía muy bien qué palabras decir para impresionar a una señora de edad avanzada que, aseguró la Policía Civil de Río de Janiero, tiene "un lado místico" y "una hija que enfrenta problemas psicológicos", al punto de confabularse con la falsa adivina. El dúo terminó por convencer a Genevieve que debía desprenderse de un millón de dólares para que Sabine Coll Boghici pudiera ser sanada a través de un tratamiento espiritual.

Después de que se realizaron esos pagos, Sabine volvió a la casa materna, despidió a los empleados y tomó el control de la vida de la viuda, tanto de sus amistades como sus comunicaciones telefónicas. La llegada del covid-19 ayudó a disimular lo que era un verdadero cautiverio, no exento de agresiones y amenazas de todo tipo, hasta con un cuchillo que rozó su cuello.

Los cuadros

"Como no hacía nuevos pagos, su hija y Rosa (la falsa vidente) empezaron a sacar las obras de arte de la casa alegando que el cuadro tenía mal de ojo, con energía negativa y que había que rezarle", explicó el delegado policial Gilberto Ribeiro. Y así se robaron 16 obras, entre las cuales estaba O Sono, de Tarsila do Amaral, valorada en 58 millones de dólares. No fue ese el único cuadro de una de las heroínas del modernismo pictórico brasileño que se llevó la banda. También se robaron Sol Poente Pont Neuf, cotizados en 48 millones y 29 millones de dólares, respectivamente.

Escape de película

A la historia le faltaba un final cinematográfico y lo aportó la anciana con su escape en abril de 2021 gracias a una llave de la puerta que tenía escondida para una urgencia que, nunca pensó, involucraría a su hija. Genevieve esperó a que ella saliera de la casa, se fue y se refugió en casa de una amiga. "Allí se recuperó psicológicamente y decidió volver a casa con empleados de una clínica psiquiátrica para ingresar a su hija", dijo Ribeiro. Pero Sabine Coll Boghici huyó. La madre formuló la denuncia policial el pasado mes de junio, acompañada de un abogado. "Estaba muy asustada y con un sentimiento de culpa", señaló el policía. Fue así que la fuerza de seguridad puso en marcha la Operación Atardecer para recuperar los cuadros y joyas hurtadas. Fueron detenidas cuatro personas. Tras varios días de búsqueda llegaron a un apartamento de Ipanema- Ahí encontraron a Sabine Coll Boghici, tres prófugos y 11 obras de arte. Sol Poente de Tarsila do Amaral se hallaba debajo de la cama en la casa de la falsa clarividente.

Impacto fuera de Brasil

El caso ha impactado también en Argentina. Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), que cuenta con una de las mejoras pinacotecas de la región, había adquirido a una galería de San Pablo Elevador Social , de Rubens Gerchman, y Maquete para Meu Espelho, de Antonio Dias, valoradas cada una en 300.000 dólares. "A partir de la información pública sobre el robo a la viuda del coleccionista brasileño Jean Boghici, Eduardo Costantini aclara que en 2021 adquirió cuatro obras de esta importante colección de arte moderno brasileño por intermedio del galerista Ricardo Camargo. Asimismo, durante el proceso y hasta la fecha, Costantini mantiene un vínculo directo con Genevieve Boghici, viuda del coleccionista”, explicó el MALBA. "Según la información sobre la procedencia, dos de estas obras pertenecían a la hija de Boghici y fueron compradas de buena fe y debidamente registradas".