Saltó como un resorte, casi como si le hubiera picado un abejorro, o mejor, como si alguien le hubiera pisado en un juanete: "¡Esto es una tontería; no hay pruebas!". Alekséi Stolyarov, alias Lexus, uno de los dos supuestos bromistas rusos que acaba de realizar la llamada al alcalde de Madrid José Manuel Martínez-Almeida, respondió de esta forma, hace cinco años, en tono indignado, a la pregunta formulada por EL PERIÓDICO, diario perteneciente al grupo Prensa Ibérica al igual que este medio, de si él y su colega Vladímir Kuznetsov, en lugar de ganarse la vida como bromistas o prankers, trabajaban en realidad para el espionaje ruso.

Era el otoño de 2017, y en plena vorágine política provocada por el procés catalán, acababa de producirse la primera llamada-sorpresa a un dirigente español de Lexus y su compañero, conocido por el sobrenombre de Vovan. En esta ocasión, la víctima fue la entonces ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, a la que intentaron ridiculizar difundiendo la conversación que mantuvieron con ella poco después de que acusara a Rusia en la OTAN de fabricar noticias falsas para impulsar el procés catalán.

A estas alturas, muy pocos dudan ya de que el dúo Lexus y Vovan, como mínimo, coordina sus acciones con el Servicio Federal de Seguridad (FSB, uno de los herederos del KGB) Pese a insistir Lexus durante la entrevista, también de forma reiterada, que eran ellos mismos quienes elegían a sus víctimas propiciatorias, salta a la vista que los objetivos del supuesto dúo humorístico siempre han estado en la línea de los intereses del Kremlin. "No haríamos nunca nada que pudiera ayudar a los enemigos de Rusia", llegaron a reconocer durante una conversación con The Guardian.

Acceso privado

Su acceso a números de teléfono al alcance de muy pocos refuerza la idea de su conexión con los servicios secretos rusos. Según publicó entonces El Confidencial Digital citando a fuentes militares, "solo Gobiernos y estados pueden tener conocimiento de un teléfono que pertenece a un secretario de la ministra". De acuerdo con las mismas fuentes, los interlocutores realizaron un trabajo de gran profesionalidad como suplantadores, respetando a la perfección "la terminología y el protocolo oficial".

Lexus y Vovan no ocultan su homofobia, como lo prueba la llamada que le hicieron a Elton John después de que criticara la política del Kremlin respecto a las minorías sexuales. También han demostrado tener pocos escrúpulos ante situaciones dramáticas, como cuando escribieron una carta falsa en nombre del presidente ucraniano Petró Poroshenko a Nadiya Sevchenko, piloto ucraniana encarcelada en Rusia y en huelga de hambre, pidiéndole que depusiera su actitud.

El paroxismo lo alcanzaron con la llamada en 2017 a la cantante de ópera y exdiputada rusa huida a Ucrania María Maksákova, esposa de Denis Voronénkov, también exdiputado ruso, acribillado a tiros en Kiev en marzo de ese año. Lexus y Vovan le llamaron haciéndose pasar por funcionarios del Ministerio de Cultura ucraniano y ofreciéndole realizar conciertos en las zonas en guerra. Fue entonces cuando Maksákova reveló al mundo que el FSB contaba con un subdepartamento de "provocaciones", que empleaba como táctica llamadas falsas y comprometedoras.