La visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, a Taiwán en su gira asiática ha dejado claro que el conflicto entre China y Taiwán está lejos de solucionarse. Ante el anuncio del viaje de la política estadounidense, China ha avisado de que tomará "medidas contundentes" y que su ejército "no se quedará de brazos cruzados".

El gigante asiático, reclama la soberanía sobre la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la Guerra Civil contra los comunistas. Una visita de un mandatario estadounidense del calibre de Pelosi supondría, según el Gobierno chino, una provocación y "definitivamente un detrimento al principio de la soberanía china".

Pelosi se ha convertido en el representante político estadounidense de más alto nivel que visita la isla desde 1997, siendo ella la tercera política más importante de la Casa Blanca.

Guerra civil y dos Chinas

El conflicto entre China y Taiwán se remonta a 1949, cuando la Guerra Civil en el país asiático finalizó y el Partido Comunista Chino, bajo el liderazgo de Mao Zedong, se alzó con la victoria tras derrotar al Gobierno de Chiang Kai-Shek. En ese entonces, casi dos millones de personas, entre ellas la oposición política -el Kuomintang, el partido anticomunista-, se replegaron en Taiwán, un un archipiélago compuesto por la isla de Formosa, el archipiélago de Pescadores y las islas Matsu y Kinmen, donde lograron establecerse.

Al llegar, los exiliados proclamaron la República China en Taiwán y defendieron que el Gobierno legítimo de China se encontraba allí. Sin embargo, las fuerzas de Mao se expandieron por todo el territorio continental y proclamaron la República Popular de China, con Beijing como capital. Desde ese entonces, China considera que Taiwán es una de sus provincias y ha defendido su derecho a "recuperarla". 

El papel de Estados Unidos

En un contexto en el que existían dos Chinas que decían ser legítimas, Estados Unidos, aliado del Kuomitang durante la Segunda Guerra Mundialdio su apoyo a Taipei y lo reconoció como el Gobierno de toda China. Sin embargo, en 1979, Washington quiso establecer relaciones diplomáticas con la China continental y por eso, rescindió el tratado de defensa mutua que tenía con Taiwán. 

Aún así, las relaciones no oficiales se han seguido manteniendo. Estados Unidos vende material militar de autodefensa a Taiwán, a pesar de que Beijing ha avisado en varias ocasiones su enfado al respecto.

Durante el mandato de Donald Trump, los lazos militares con Taiwán se profundizaron y la venta de armas se intensificóJoe Biden, actual presidente de Estados Unidos, ha declarado recientemente que saldría en defensa de Taiwán si fuera atacada por China, ya que asegura que su objetivo es asegurar la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán, barrera física que separa China y la isla.

Relación actual

La tensión entre ambos territorios ha aumentado estos últimos años. La incursión de aviones militares por parte de China en el espacio aéreo de Taiwán hacía crecer la escalada verbal en octubre de 2021, cuando el ministro de Defendsa de la isla, Chiu Kuo-Cheng, aseguraba que las relaciones con su vecino eran "las más oscuras en cuarenta años". Ya en esa época, Joe Biden intentó mediar entre ambos. El presidente estadounidense aseguró que había hablado con su homólogo chino, Xi Jinping sobre Taiwán y se habían puesto de acuerdo para respetar el acuerdo de paz establecido. 

Ahora, con la posible visita de Pelosi a territorio taiwanés, China asegura que Taiwán se enfrenta a "consecuencias desastrosas" si "Estados Unidos gestiona mal la situación en el estrecho", ha declarado la portavoz de la Cancillería china Hua Chunying en referencia a la posible llegada esta noche a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi.

Amenaza a EEUU

Según medios de Estados Unidos y Taiwán, la alta funcionaria podría aterrizar esta noche en Taipéi en una visita no anunciada dentro de la gira que lleva a cabo por Asia y a la que Pekín ya advirtió de que, de producirse, responderá con contundencia.

En las últimas fechas, desde que medios estadounidenses avanzaran la posibilidad del viaje de Pelosi, representantes chinos tanto militares como civiles han avisado de posibles consecuencias del viaje de la funcionaria estadounidense. El propio presidente chino, Xi Jinping, pidió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, "no jugar con fuego" en la conversación telefónica que mantuvieron la semana pasada. También en los últimos días el portavoz del Ministerio de Defensa de China Tan Kefei ha declarado que el Ejército chino "no se quedará de brazos cruzados" si se produce la visita.

China considera la posible visita como "peligrosa y provocadora", ya que "definitivamente mina el principio de la soberanía china y de nuestra integridad territorial". Además, avisa de que llevan tiempo observando "una tendencia creciente" en Taiwán hacia la independencia, alentada por "actores externos", y ello podría volverse una situación "fuera de control", por lo que "es legítimo que nuestros gobernantes y nuestros militares tomen acciones para evitar que Taiwán vaya más lejos en dirección a la independencia".