La viruela del mono profundiza en la discrepancia de Oriente y Occidente con las pandemias que ya evidenció el covid. El SARS o el MERS habían vacunado al continente contra la molicie y, cuando arreciaron los primeros rumores sobre una extraña neumonía en Wuhan, los gobiernos tenían el armamento a punto y la sociedad sabía cómo defenderse. Sin apenas tiempo le cerraron la puerta al virus mientras Occidente malgastó meses comparándola con una gripe. Hoy insisten los gobiernos asiáticos en que no hay motivos para el pánico por la viruela del mono mientras trabajan en minimizar los riesgos, conscientes de que con los virus es preferible pecar por exceso frente a la vieja sensación de seguridad de Occidente.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este sábado la emergencia de salud global. La viruela del mono había salido en mayo de las latitudes africanas donde es endémica y ya ha sido localizada en 75 países. Prevalecieron la veloz expansión y los miles de casos, en su mayoría sin conexión aparente ni historial de viajes a África, frente a la mortalidad, con apenas cinco fallecidos.

País a país

Japón declaró el lunes el nivel uno de alerta y pidió a sus nacionales que extremen sus precauciones en el extranjero. Horas antes había confirmado su primer caso, un treintañero regresado desde Europa, y ordenado una reunión de expertos para recoger información y preparar los tests y a los hospitales para recibir pacientes. El Ministerio de Salud discutirá este viernes si las vacunas almacenadas contra la viruela en previsión de un ataque terrorista sirven contra la variante de origen africano. Tailandia extendió el domingo la alerta a nivel nacional tras una reunión de urgencia del Ministerio de Salud. En la víspera había informado del positivo de un ciudadano nigeriano que había viajado por el país. También confía Tailandia en sus reservas de vacunas contra la viruela, en aparente buen estado tras 40 años en la nevera, y ha ordenado a los puestos fronterizos que estén alerta con los viajeros de los destinos más castigados.

India contaba su primer caso la semana pasada y ya acumula cuatro. Los tres primeros, detectados en el estado de Kerala, correspondían a viajeros regresados de la zona del Golfo, pero el último, en Nueva Delhi, no había salido del país. Las autoridades investigan cómo se contagió, han aclarado que no hay razón para el pánico y recomendado más vigilancia a los gobiernos regionales.

Corea del Sur, que posee la maquinaria mejor aceitada contra las epidemias en Asia, decidió en una reunión de urgencia este lunes que por el momento no es necesario aumentar la protección. El protocolo actual prevé una cuarentena de al menos tres semanas para infectados y sus contactos más próximos y los laboratorios han recibido órdenes de fabricar 5.000 dosis de la vacuna de tercera generación contra la viruela.

“Es sólo una cuestión de tiempo que también llegue aquí”, admitía este lunes Wu Zunyou, jefe epidemiólogo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China. La certeza se contempla con relativa calma desde la clase científica porque su capacidad de contagio es mucho menor que la del coronavirus y porque el escudo contra éste sirve para la viruela del mono. La calma no excluye la precaución. Los aeropuertos practican controles desde junio a los llegados del extranjero, especialmente si vienen de destinos con casos en los últimos 21 días, y las importadoras recibieron ayer la orden de desinfectar a fondo la carga, los contenedores y los vehículos.