Las migraciones irregulares han tomado el papel protagonista en el último día de la polémica novena Cumbre de las Américas que se ha celebrado en Los Ángeles. Al cierre del cónclave debía presentarse una declaración conjunta, aunque Estados Unidos asumía que no todos los países participantes la firmarían, en la que se plantea un esfuerzo de toda la región para abordar un fenómeno que se está produciendo a niveles históricos sin precedentes.

La fórmula planteada por el presidente estadounidense, Joe Biden, según había avanzado un alto cargo de su Administración, es reforzar el combate de la inmigración irregular y los mecanismos para devolver a sus países de origen a quienes se mueven sin papeles a la vez que se redoblan esfuerzos e inversiones para abrir vías a la inmigración legal y para apoyar a los países que están recibiendo el mayor flujo de refugiados y migrantes.

“Se trata de responsabilidad compartida” explicaba la fuente del gobierno de Biden, que también asumía que se trata de “un diálogo en marcha” que no se cierra con la firma de la declaración.

Compromisos específicos

En líneas generales los gobiernos firmantes trabajarán para expandir programas de empleo temporal y otras vías legales de migración, incluyendo asentamiento de refugiados y reunificaciones familiares.

Hay también algunos compromisos específicos. México, por ejemplo, integrará en los próximos tres años a 20.000 refugiados en su mercado laboral, lanzará un nuevo programa de permisos de trabajo temporales para entre 15.000 y 20.000 guatemaltecos al año y expandirá un programa de trabajo fronterizo para entre 10.000 y 20.000 personas. Colombia y Ecuador reforzarán la regularización de venezolanos.

EEUU, por su parte, se compromete a triplicar en los dos próximos años fiscales el número de refugiados del continente que acoge hasta los 20.000. También lanzará en el Departamento de Agricultura un programa dotado con 65 millones de dólares para apoyar la contratación de inmigrantes como temporeros, elevará el número de visas estacionales de trabajo para centroamericanos y haitianos. Acogerá también más refugiados de la isla y reactivará e incrementará un programa de reunificación familiar de cubanos.