El país militarmente más fuerte de los del norte del Mar Báltico va a unirse a la Alianza Atlántica. Y lo va a hacer a una velocidad de vértigo. Probablemente este domingo se tome la decisión oficial y en la cumbre de Madrid de finales de junio se escenifique su entrada. Y, eventualmente, la de Suecia.

Finlandia lleva desde finales de los ochenta con un debate abierto sobre su seguridad. Solo un cuarto de la población quería entrar en la OTAN antes de la invasión de Ucrania. Creían haber encontrado el equilibrio para maximizar su defensa: un ejército potente y moderno, buenas relaciones con la vecina Suecia y EE UU, y un trato comercial amistoso con Rusia, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, Charly Salonius-Pasternak, finlandés experto en Defensa del Instituto de Finlandia para Asuntos Exteriores. 

Vladímir Putin ha hecho saltar por los aires este equilibrio. Para evitar que Ucrania entre en la OTAN, ha conseguido que lo haga un país pequeño pero poderoso, y con el que comparte una enorme frontera. 

Este jueves por la mañana, el presidente finlandés, Sauli Niinisto, y la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, dijeron que el país debe pedir la adhesión. "Ser miembro de la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia. Como miembro de la OTAN, Finlandia reforzaría también a la Alianza en su conjunto. Finlandia debe ser candidata a la adhesión sin demora", afirmaron en un comunicado.

El presidente finlandés, Sauli Niinisto (D) y la primera ministra, Sanna Marin. EP

La decisión formal sobre la adhesión debe de ser tomada por un Consejo sobre la seguridad y política extranjera que reúne al jefe de Estado, la primera ministra y varios ministros.

Lo oficializarán este domingo, y la semana entrante lo ratificará el Parlamento, aunque este es un mero trámite no vinculante, según explica Salonius-Pasternak. “La unión a la OTAN va a ocurrir con total seguridad. No hace falta referéndum, y el apoyo según las encuestas es del 70-80%. En el Parlamento habrá una votación procedimental, de la que se esperan 180-185 votos favorables de los 200 asientos”, dice. “El proceso ha sido muy rápido, hace seis meses nadie hubiera dicho que íbamos a llegar, nosotros y Suecia, al punto en el que estamos”. 

Una potente fuerza aérea y naval

El potencial nuevo miembro de la organización defensiva del Atlántico Norte no lleva al club defensivo un Ejército cualquiera. “Va a ser el primer o segundo país de Europa en número de aviones de combate F-35 estadounidenses (tienen un programa de compra de 64 unidades), y tiene una Armada moderna con un potente programa de corbetas para proteger las aguas del Mar Báltico”, explica Martin Hurt, investigador del ICDS de Estonia. 

En números de soldados es también el mayor “de entre las democracias de la región, con 280.000 reservistas", añade este experto en la defensa de los países Nórdicos y Bálticos y la OTAN.

Finlandia, tras la guerra fría, “no se relajó y pensó que todo era paz y felicidad, y comprensión y negocios con Moscú”, explica este estonio, al que personalmente tranquiliza que un “hermano mayor” de los países bañados por el Báltico pueda ayudar en un momento dado a su país, Estonia, o a Letonia y Lituania, que también tienen frontera con Rusia

Finlandia comparte una enorme frontera terrestre con Rusia, una vertical de 1.340 kilómetros de frontera con un país de la Alianza. Estonia, Letonia y Lituania comparten el segundo tramo del norte de linde con Rusia, otros 738 kilómetros. Allí está uno de los puntos más vulnerables de los países aliados europeos, el corredor de Suwalki, un estrecho paso que conecta a los tres con Polonia, emparedado en territorio ruso. Aunque Finlandia no tiene frontera terrestre con estos tres países bálticos, solo les separan 90 kilómetros de mar. 

Hurt pone como contraejemplo de Finlandia a Suecia. Estocolmo ha emprendido el camino de la modernización de su ejército hace relativamente poco y le queda más de una década para ponerse a la altura de las circunstancias. 

Suecia probablemente haga un anuncio similar al finlandés la próxima semana. “Está sincronizada con Finlandia en este sentido, y se espera que Estocolmo presente su candidatura el lunes, cuando mantendrán un debate político en el Parlamento: el Gobierno [de coalición de centro-derecha] ya se ha garantizado más del 50% de los votos, pero los más importantes políticos de la oposición socialdemócrata ya han dicho que lo apoyarán”.

Otro país de la OTAN en la frontera rusa

Entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte es relativamente sencillo para cualquier país europeo. Según el artículo 10 del Tratado de 1959, las partes pueden, por acuerdo unánime, invitar a cualquier Estado europeo “en condiciones para favorecer el desarrollo de los principios” de la OTAN. Algo que Finlandia y Suecia cumplen sobradamente. 

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se ha congratulado por la decisión finlandesa. Su candidatura "sería recibida calurosamente en la OTAN y el proceso sería fluido y rápido".

“El proceso es esencialmente declarativo siempre que haya un consenso. Para impedirlo alguno de los miembros debería decir que no, pero no parece que ni siquiera Hungría vaya a hacerlo”, explica a este diario Pere Vilanova, investigador sénior asociado de CIDOB. “Finlandia y Suecia se unirán y probablemente se escenificará en la cumbre de Madrid [el 29 y 30 de junio]. Será fluido, como pasó con Montenegro”.

Finlandia es un país de 5,5 millones de habitantes. Fue invadida por la Unión Soviética en 1939. Antes, fue una provincia rusa entre 1809-1917. Durante la Guerra Fría fue sometida a una neutralidad forzada por Moscú. Tras la caída del muro de Berlín, se unió a la Unión Europea (UE) y al Partenariado por la Paz de la OTAN.

A la espera de la respuesta rusa

"Putin dijo que era una línea roja el que Ucrania no entrara en la OTAN para no tener otro país de la Alianza. No quería caldo, y ahora tiene dos tazas”, concluye Vilanova.

Rusia ha reaccionado inmediatamente al anuncio de Helsinki. “Es, sin duda, una amenaza”, ha dicho el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. "La ampliación de la OTAN y el acercamiento de la Alianza a nuestras fronteras no convierten el mundo ni nuestro continente en un lugar más estable y seguro".

En un comunicado, el Ministerio de Exteriores ruso ha sido más contundente. “Rusia se verá obligada a adoptar medidas de respuesta tanto técnico-militares como de otra clase con el fin de contrarrestar las amenazas que han surgido para su seguridad nacional”. El término, medidas técnico-militares, es el que ya usó Putin antes de la invasión de Ucrania.