Casi tres semanas después de su brutal estrangulamiento, el independentista corso Yvan Colonna ha fallecido a los 61 años, indicó su abogado el lunes por la noche. La muerte de uno de los condenados por el asesinato del prefecto Claude Erignac en 1998 no solo ha generado conmoción en Córcega, sino que también podría tensar las delicadas relaciones entre los nacionalistas corsos y las autoridades francesas. La calma reinó a lo largo de la noche entre el lunes y el martes, con pocas decenas de personas concentradas en Bastia y Ajaccio, principales ciudades de la isla del Mediterráneo.

“Debe esclarecerse toda la verdad”, dijo el martes por la mañana el portavoz del ejecutivo francés, Gabriel Attal, quien pidió “calma” y “diálogo”. “Claramente, hubo fallos muy graves”, añadió sobre los errores de la administración penitenciaria que permitieron la agresión, finalmente mortal, sufrida por Colonna. Supuestamente, el camerunés Frank Elong Abé, 36 años, que combatió en las filas de organizaciones fundamentalistas islámicas en Afganistán, estranguló a Colonna en la prisión de Arles (sur de Francia) el 2 de marzo. El yihadista reconoció la autoría de los hechos que habían dejado a Colonna ingresado en un hospital, entre la vida y la muerte.

"Estado francés asesino"

Esta agresión, cuya responsabilidad final atribuyen al Estado francés los sectores duros del nacionalismo corso, desembocó en una sucesión de protestas disturbios en Córcega. La situación se había calmado aparentemente tras una visita en la isla la semana pasada del ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien puso sobre la mesa la concesión de una forma de autonomía, seguramente con menos competencias de las que disponen Catalunya o País Vasco. Estas negociaciones deben empezar en abril y durarán hasta finales de año, según las previsiones actuales. “En este contexto, lo más importante es que la calma se mantenga y las negociaciones continúen”, declaró el presidente Emmanuel Macron, en su primera reacción tras el deceso del independentista.

“Yvan Colonna, patriota corso, ¡vivo hasta la eternidad! Siempre estaremos a tu lado”, tuiteó la formación soberanista Femu a Corsica, liderada por el autonomista Gilles Simeoni, al frente del consejo regional de Córcega. Aún más contundente se mostró Sulidarita, la asociación de defensa de los “presos políticos corsos”: “Desgracia a este Estado francés asesino”, afirmó en Twitter. La triste muerte de Colonna amenaza con alterar la frágil tranquilidad en Córcega, cuyas calles se incendiaron de indignación en las últimas semanas, con protestas como la del 13 de marzo en que se lanzaron centenares de cócteles molotov y hubo 102 heridos, 77 de ellos miembros de las fuerzas de seguridad.

Condenado por el asesinato de un delegado del gobierno

Aunque el malestar en Córcega no se puede atribuir solo a la agresión sufrida por Colonna, este representaba un “mártir” entre algunos sectores independentistas corsos. Hijo de un diputado socialista del sur de Francia y de una madre nacionalista bretona, este pastor militó desde su juventud en el Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC), el equivalente local de ETA, aunque con un reguero de muertos mucho menor (unos 70) y que depuso las armas en 2014.

En 2003, lo detuvieron como uno de los responsables del asesinato de Erignac, abatido con un disparo en la nuca en el centro de Bastia mientras se dirigía a un concierto de música clásica, al que debía asistir con su mujer. El mismo día de su detención, el entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que ya jugaba el papel de 'sheriff' en beneficio de sus aspiraciones presidenciales, se refirió a él como “el asesino” del prefecto, equivalente del delegado del gobierno.

Colonna siempre defendió su inocencia, pero la Justicia lo condenó tres veces a la cadena perpetua. Su largo proceso judicial, en que lo defendieron abogados como Gilles Simeoni o Eric Dupond-Moretti —actual ministro de Justicia—, favoreció la romantización de su figura en Córcega, sobre todo entre unas nuevas generaciones que no conocieron los años del plomo.

Junto a la autonomía y la cooficialidad de la lengua corsa, una de las principales reivindicaciones de los nacionalistas es el acercamiento a la isla de los “prisioneros políticos”. Tras la agresión, el gobierno francés levantó a los tres detenidos por el asesinato de Erignac el estatuto de “Detenido particularmente señalado”, un primer paso antes de su traslado a una prisión corsa. Una decisión demasiado tardía en el caso de Colonna.