Una reunión discreta, pero con un evidente valor simbólico. El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió este martes por la tarde en el Elíseo con Antony Blinken, jefe de la diplomacia estadounidense. Sin rueda de prensa conjunta ni siquiera declaraciones a los medios, el encuentro se produjo lejos de los focos mediáticos.

Esto no le quita relevancia a un cara a cara que tiene lugar menos de 48 horas antes de la cumbre europea de Versalles del jueves y el viernes, en que los jefes de Estado y gobierno europeos discutirán sobre decisiones estratégicas tras la invasión rusa de Ucrania, como la adhesión del país a la Unión Europea (UE), la construcción de la llamada "Europa de la defensa" o la búsqueda de mayor independencia energética del Viejo Continente.

Macron y Blinken “discutieron sobre los esfuerzos para aportar ayuda al gobierno y el pueblo de Ucrania e imponer un elevado coste al presidente Putin y sus asociados mientras continúen con la guerra en Ucrania”, indicó el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price, en un comunicado. El encuentro tuvo lugar después de que se conociera la voluntad de Joe Biden de prohibir las importaciones de gas y petróleo rusos a Estados Unidos. Una medida compartida, parcialmente, por parte de Reino Unido, pero que genera mayores suspicacias en Francia y Alemania, sobre todo en el caso alemán debido a su dependencia energética de Rusia.

El secretario de Estado viajó a París tras su gira europea en la frontera entre Polonia y Ucrania, en Moldavia y Letonia. En el país báltico se reunió con su homólogo israelí, Yair Lapid, después de que Israel, junto con Turquía e Israel, haya emergido como uno de los posibles intermediarios para encontrar una solución negociada a la guerra en Ucrania. Además del embargo del petróleo y el gas rusos, Blinken ha puesto sobre la mesa el envío de cazas polacos al ejército ucraniano. Una opción que tampoco entusiasma a las autoridades en Polonia.

Francia y EEUU olvidan las discrepancias del pasado

Pese algunas discrepancias entre europeos y estadounidenses, esta reunión entre Macron-Blinken tiene lugar en un momento de evidente convergencia entre Estados Unidos y la UE. De hecho, parecen haber pasado siglos respecto a su anterior cara a cara en la capital francesa en octubre, en medio de turbulencias diplomáticas entre París y Washington a causa de la crisis de los submarinos. La agresión de Rusia contra Ucrania y el temor suscitado en la opinión pública europea han relegado a un plano secundario las rencillas del pasado, también algunas discrepancias estratégicas entre franceses y norteamericanos, como la relación con China. Un abrazo estadounidense que Macron acepta ante el miedo del oso ruso.