El actual jefe de Estado de Bulgaria, Rumen Radev, un excomandante de las Fuerzas Aéreas con simpatías hacia Rusia, cumplió con su papel de favorito y, a falta del recuento oficial, todo apunta a que logró una amplia victoria en las presidenciales de este domingo.

Todas las encuestas demoscópicas sitúan como ganador a Radev, con un respaldo de entre el 63 y el 66 %, dejando sin opciones a su adversario en la segunda vuelta, Anastas Gerdzikov, rector de la Universidad de Sofía.

Incluso antes del recuento final, Gerdzikov felicitó a Radev por la victoria. "A pesar de que todavía no salieron los resultados oficiales, ya está claro. Felicidades al ganador", declaró poco después del cierre de los colegios electorales.

Radev, por su parte, aseguró que con su victoria se acaba un mes electoral -las legislativas fueron la semana pasada- "en que el pueblo mostró su deseo de cambio y rechazo a la corrupción, el robo y la falta de respeto a la ley, así como su deseo de echar a la mafia del poder".

Apoyado por la oposición

El presidente búlgaro, de 58 años, y en el poder desde enero de 2017, ha contado con el respaldo del Partido Socialista y de varias formaciones de nuevo cuño con una agenda anticorrupción, incluido el vencedor de los comicios legislativos del pasado domingo, "Continuamos el Cambio", que negocia la formación de Gobierno.

El respaldo a Radev de estas formaciones, que podrían coaligarse para gobernar, ha llevado a algunos expertos a considerar esta votación presidencial como un barómetro de la voluntad de cambio de la ciudadanía.

Radev ha sido el principal rival político del ex primer ministro populista Boiko Borisov, que ha dominado la política del país en la última década y a quien el presidente acusa de corrupción y de mantener una cercanía excesiva con la mafia local.

Anastas Gerdzikov, aunque se presentó como independiente a las presidenciales, ha contado con el apoyo de la formación conservadora de Borisov.

Radev ganó popularidad al alentar el año pasado meses de protestas anticorrupción que acabaron desgastando a Borisov, quien desde entonces no logró formar Gobierno a pesar de que su formación venció en las elecciones de abril pasado y quedó segunda en las de julio y en las del pasado 14 de noviembre.

Bulgaria ha celebrado tres elecciones legislativas en 2021. Las dos primeras no lograron acabar en la formación de un Gobierno, aunque Radev confió hoy en que "Continuamos el Cambio" pueda sumar en esta ocasión una mayoría parlamentaria que aborde las reformas que necesita el país más pobre de la Unión Europea (UE).

Bulgaria tiene un sistema parlamentario y su presidente cumple una función en gran parte representativa, con poderes limitados, de modo que estos comicios no afectarán a las negociaciones para formar Gobierno.

Lucha contra la Covid

"La lucha contra la pandemia seguirá siendo una tarea prioritaria", subrayó este domingo el reelecto presidente.

Bulgaria tiene la segunda tasa de mortalidad por coronavirus de la UE -solo por detrás de Hungría- con 168 muertos por millón de habitantes en la última semana, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.

El país balcánico es el que tiene el índice más bajo de vacunación contra la covid de la UE, con solo el 23,9 % de la población con la pauta completa.

Cercanía a Moscú

El jefe de Estado electo es considerado cercano a Rusia y ha defendido que Bulgaria debe mantener lazos pragmáticos con Moscú y no considerar a ese país como enemigo, sobre todo por sus estrechos vínculos históricos y culturales.

El pasado viernes el Ministerio de Exteriores de Ucrania convocó al embajador búlgaro en Kiev para expresarle su protesta por unas declaraciones del día anterior de Radev en un debate electoral con Gerdzikov.

Radev aseguró que las sanciones contra Moscú no estaban dando los resultados esperados y que la Unión Europea debería restablecer el diálogo con Rusia.

"Es muy importante ser pragmático en política exterior. Las sanciones que se impusieron como resultado de Crimea y Ucrania no están dando resultados", sostuvo Radev, y agregó que Crimea era "actualmente rusa".

La posición común de la UE es la defensa de la soberanía y la unidad territorial de Ucrania.

Después de ciertas críticas, Radev aseguró que estaba claro que la anexión de Crimea suponía una violación del derecho internacional, pero era necesario reconocer la "realidad" sobre el terreno y "en este momento Crimea es (un territorio) ruso", matizó.