La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha culminado su investigación respecto al ataque con drones en Kabul a finales de agosto que acabó con la vida de diez civiles y, aunque ha reconocido "errores de ejecución", ha determinado que no se infringió la ley.

"La investigación no encontró ninguna violación de la ley, incluida la ley de guerra. Encontramos errores de ejecución (...) combinados con sesgo de confirmación y fallas en la comunicación que lamentablemente llevaron a víctimas civiles", ha declarado en una conferencia de prensa el inspector general del ente, Sami Said, recoge la cadena CNN.

Si bien la revisión del Pentágono ha analizado las imágenes de los instantes previos al ataque, donde se observa la presencia de un niño, Said ha argumentado que "las personas directamente involucradas en el ataque creyeron en ese momento que estaban apuntando a una amenaza inminente", apunta la cadena NBC.

"No se nos escapa la severidad del resultado y el hecho de que matamos a diez civiles afganos", ha reconocido el funcionario estadounidense, quien ha lamentado que "la interpretación (...) de la inteligencia con lo que se estaba percibiendo en ese momento en tiempo real fue inexacta".

Aunque no se ha recomendado la aplicación de sanciones contra los responsables, los comandantes ahora tiene la opción de decidir si establecen algún tipo de medida disciplinaria o de responsabilidad.

Finalmente, Said ha remarcado la importancia de comprender el contexto que rodeó el ataque con drones, que tuvo lugar apenas unos días después de un atentado suicida en el aeropuerto de Kabul, donde murieron decenas de personas, incluidos trece soldados estadounidenses.

En septiembre, el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Jenneth McKenzie, admitió públicamente que el ataque había sido "un error" y asumió la responsabilidad de las consecuencias.

En concreto, el 29 de agosto, dos días después del ataque en el aeropuerto, el Ejército de Estados Unidos atacó con un dron a un vehículo en que supuestamente se encontraba un terrorista del Estado Islámico Provincia de Jorasán (ISKP).

En un principio se informó de que no se lamentaron víctimas civiles, sin embargo medios locales y estadounidenses afirmaron que en realidad sí había habido al menos diez civiles muertos, entre ellos siete niños.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a mediados de septiembre, trasladó su apoyo a el inicio de dicha investigación. "La pérdida de cualquier vida civil es una tragedia (...) Claramente la investigación consiguiente es algo que el presidente apoya ampliamente", trasladó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.