Es considerada como la última gran medida social del mandato de Emmanuel Macron. El presidente francés ha anunciado este martes por la mañana una ayuda de unos 500 euros para aquellos jóvenes "sin recursos ni perspectivas". Esta especie de renta mínima de inserción juvenil irá destinada a todos aquellos residentes en Francia de entre 16 y 25 años que no estén trabajando ni cursando unos estudios universitarios o de formación profesional. Entrará en vigor el 1 de marzo del año que viene, prácticamente un mes antes de los comicios presidenciales de abril de 2022.

A partir de esa fecha, todos aquellos que se inscriban en este dispositivo "se beneficiarán de entre 15 y 20 horas de asesoramiento semanal para descubrir unas prácticas, formarse o encontrar unas prácticas o un empleo", aseguró Macron en un video publicado en su cuenta de Facebook esta mañana, con el que anunció una ayuda tachada de "electoralista" por la oposición.

Este "Contrato de Compromiso Joven" ya había sido esbozado por el joven presidente en su polémico discurso del 12 de julio, en que anunció el uso omnipresente del pasaporte sanitario. Entonces, pasó más bien desapercibida, a pesar de tratarse de una de las últimas reformas sociales en este mandato del presidente, cuyas políticas neoliberales entre 2017 y 2020 le hicieron ganarse el apodo de "presidente de los ricos".

El primer ministro, Jean Castex, precisó este martes que unas 400.000 personas obtendrán esta renta el año que viene. El ejecutivo la financiará con una parte de los 2.000 millones de euros que destina a una batería de medidas para jóvenes, llamada "#1jeune1solution". "Su objetivo no es instalar los jóvenes en un acompañamiento eterno y sin una finalidad, sino acompañarlos hacia la actividad y de la actividad al empleo", dijo Castex. 

"Ambiciones demasiado bajas"

La administración gala tiene identificados a unos 500.000 jóvenes en una situación de difícil inserción profesional. Aunque la promesa macronista del verano dejó entrever que se trataría de una especie de renta universal o ingreso mínimo para jóvenes, ha terminado siendo una ayuda mucho más focalizada. 

Para evitar que las personas caigan en la extrema pobreza, en Francia existe desde 2009 la renta de solidaridad activa (RSA) —el equivalente galo del ingreso mínimo vital—, que garantiza unos 565 euros mensuales para los más pobres. Pero los menores de 25 años no podían solicitarla y las asociaciones exigían la creación de un RSA para jóvenes. Ahora con el "Contrato de Compromiso" se intentará satisfacer esta demanda, aunque este dispositivo se caracteriza por sus estrictas contrapartidas, como la obligación de aceptar las ofertas de empleo o formación que se hagan a los beneficiarios.

"Estamos muy lejos de los anuncios del 12 de julio (...) y de la ambición de garantía universal", lamentó Antoine Dulin, presidente de la comisión de inserción de jóvenes del Consejo de orientación de políticas de juventud. "Desde el inicio, las ambiciones eran demasiado bajas. Respecto a los estudiantes no se hace nada ni se anuncia nada", criticó Mélanie Luce, presidenta de la Unef, un sindicato progresista de estudiantes. 

Como sucedió en España, los menores de 30 años fueron los principales perjudicados en Francia por la crisis económica a causa del covid-19, puesto que sus salidas profesionales o empleos precarios no quedaron protegidos por las medidas de paro temporal. Al otro lado de los Pirineos, generaron gran revuelo las imágenes de centenares de estudiantes en colas del hambre, cuya presencia era inhabitual hasta entonces. Macron intenta ahora ayudar a estos nuevos rostros de la pobreza, aunque con el riesgo de quedarse muy corto con su "Contrato de Compromiso Joven".