Los trabajadores sanitarios británicos han planteado la posibilidad de recuperar alguna de las restricciones adoptadas frente a la COVID-19 si hay una "crisis de invierno", después de que el país superase el martes los 4,5 millones de casos desde el inicio de la pandemia y registrase su peor dato diario de fallecidos desde el mes de marzo.

El Ministerio de Salud de Reino Unido informó el martes de 43.738 nuevos positivos por coronavirus y 23 fallecidos, en un momento donde la campaña de vacunación está más estancada. El Gobierno estima que el 79 por ciento de la población diana -mayores de 12 años- ha recibido ya las dos dosis necesarias.

La Confederación del NHS, que aglutina a organizaciones de la sanidad pública, ha instado a las autoridades políticas a considerar un 'plan B' en caso de que los contagios repunten y el sistema sanitario vuelva a estar bajo presión, por ejemplo con el cierre de lugares públicos o la obligatoriedad del uso de mascarilla. La cifra de ingresos hospitalarios ha aumentado un 10 por ciento en la última semana.

El primer ministro, Boris Johnson, ha admitido que se avecina "un invierno difícil", pero por ahora no entra en los planes del Gobierno dar pasos hacia atrás y confía en que baste con seguir avanzando en la vacunación.

El ministro de Empresas, Kwasi Kwarteng, ha insistido este miércoles en este enfoque, advirtiendo de que por ahora no es momento de ningún 'plan B'. "No quiero volver a una situación donde haya confinamientos", ha subrayado Kwarteng, en declaraciones a la radiotelevisión pública BBC.

En otra entrevista, con la emisora LBC, Kwarteng ha descartado "categóricamente" este hipotético confinamiento y ha criticado incluso que se plantee como posibilidad. Quiere que Reino Unido siga avanzando hacia "una vida normal", en lo social y en lo económico.