El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el estadounidense, Joe Biden, dieron este miércoles el esperado paso para rebajar la tensión creada por el contencioso de los submarinos con la voluntad de evaluar cómo recuperar la confianza perdida entre ambas naciones, y para ello acordaron reunirse personalmente en octubre en Europa. 

El primer paso será la vuelta a Estados Unidos del embajador francés, llamado a consultas la semana pasada junto al representante diplomático galo en Australia después de que este último país anulara un lucrativo contrato con Francia, valorado en total en unos 56.000 millones de euros, para la construcción de doce submarinos. 

El cambio de opinión de Canberra se hizo público después de que Estados Unidos, el Reino Unido y Australia anunciaran el 15 de septiembre que habían llegado a un pacto de defensa, conocido como AUKUS, por el que Washington y Londres ayudarán a los australianos a desarrollar submarinos de propulsión nuclear. 

Macron había permanecido en silencio hasta ahora, una actitud criticada por la oposición, pero la respuesta de Francia mientras tanto había sido contundente: retiró temporalmente a sus embajadores y calificó de traición y humillación lo sucedido, alegando que se actuó con alevosía al haber dejado al país al margen.  

"Los dos líderes se mostraron de acuerdo en que la situación se habría beneficiado de consultas abiertas entre aliados", apuntó hoy esa nota conjunta, emitida después de una llamada telefónica entre ambos mandatarios. 

Se trata de la mayor crisis diplomática entre ambas naciones desde el "no" francés a la guerra en Irak en 2003, y el Elíseo había hecho saber que quería hechos y no solo palabras para poder cerrar la herida abierta. 

"Los dos jefes de Estado han decidido lanzar un proceso de consultas en profundidad dirigido a crear las condiciones que garanticen la confianza y a proponer medidas concretas para alcanzar los objetivos comunes", recalcó el comunicado. 

Encuentro en Europa

A finales de octubre se reunirán en Europa para alcanzar puntos de acuerdo y asegurarse de que este proceso "conserva su dinamismo". En ese contexto se espera que el embajador francés vuelva a Washington la próxima semana y se ponga a la labor en contacto estrecho con altos funcionarios estadounidenses. 

Estados Unidos recalcó este miércoles de momento que el compromiso de Francia y de la Unión Europea en el Indopacífico tiene una "importancia estratégica" y reconoció igualmente la necesidad de una defensa europea "más fuerte y más capaz que contribuya de forma positiva a la seguridad transatlántica y mundial y sea complementaria al rol de la OTAN". 

Washington, que según el Elíseo fue quien solicitó la llamada, se comprometió además a reforzar su apoyo a las operaciones antiterroristas de los países europeos en el Sahel en el marco de la lucha común contra el terrorismo. 

En esta crisis también han intervenido públicamente otros de sus protagonistas, no siempre con un tono conciliador: el primer ministro británico, Boris Johnson, recomendó este miércoles a Francia que se tranquilice y controle su enfado.  

Para Francia, esa alianza trilateral que no le ha incluido supone un revés tanto industrial como geoestratégico, ya que la margina en un área donde tiene presencia territorial y de soberanía sobre un amplio espacio marino gracias a la posesión de numerosos archipiélagos e islas, entre ellos Polinesia, Nueva Caledonia y Reunión. 

Más allá de sus consecuencias políticas, el Gobierno francés promete además ser "duro" con Australia en la negociación por la ruptura del contrato y, según el Ministerio de Defensa, el país deberá pagar 900 millones de euros a Naval Group, el constructor galo implicado en el proyecto, por estudios preliminares antes del inicio del programa. 

El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo este martes que todavía no prevé abordar con Macron esa imprevista cancelación: "Estoy seguro que esa oportunidad llegará en su momento", alegó el mandatario, dejando claro que "hubiera sido ingenuo pensar que una decisión de esta naturaleza no iba a causar decepción".