Unos 3.000 empleados de centros sanitarios franceses que no están vacunados fueron suspendidos de empleo el miércoles en el primer día de aplicación de la obligación de inmunizarse contra la covid para esos colectivos, anunció hoy el ministro de Sanidad, Olivier Véran.

En una entrevista a la emisora RTL, Véran hizo hincapié en que muchas de esas suspensiones "son solo temporales" y también en que ese número representa una parte mínima de los 2,7 millones de personas para las que es ahora obligatoria la vacunación si quieren seguir trabajando en servicios de atención a personas frágiles.

Además, hizo notar que los suspendidos no son mayoritariamente sanitarios, sino que trabajan en lavanderías y otros servicios de soporte de los centros.

Junto a esas 3.000 suspensiones, también hubo en la primera jornada de obligación "unas decenas" de dimisiones.

El ministro subrayó que "estamos muy lejos" de las cifras de 200.000 a 300.000 que algunos habían dado de los sanitarios que podrían faltar en la atención médica o en las residencias por ser refractarios a la vacunación.

La vacunación obligatoria, establecida por una ley de urgencia adoptada a comienzos de agosto, estipula que desde el 15 de septiembre los colectivos concernidos deben demostrar que han recibido al menos una primera dosis, y tener la pauta completa para el 15 de octubre.

Casi el 95% de los médicos tenían al terminar la semana pasada al menos una dosis, y casi el 90% del personal de las residencias.

Véran hizo, por otro lado, un llamamiento para que todas las personas que cada año reciben la vacuna de la gripe (entre 17 y 18 millones de personas) acudan a que se les administre una tercera dosis contra la covid.

"Esta tercera dosis es necesaria" porque esas personas tienen un sistema inmunitario más frágil, explicó.