El Gobierno francés ha decidido extender la obligación del certificado sanitario a todas las fiestas que se celebren en las universidades para intentar evitar los brotes en un curso que comienza con todos los alumnos en las aulas.

En una entrevista publicada este viernes por el diario 20 Minutes, la ministra de la Enseñanza Superior, Frédérique Vidal, explica que han optado por no prohibir esas fiestas de estudiantes en los campus porque eso "habría podido generar fiestas salvajes en las que no es posible ningún control sanitario".

Por eso se ha decidido que los organizadores tendrán que declararlas al responsable del centro que los habrán de autorizar y se tendrá que controlar que los asistentes disponen del certificado sanitario que demuestra que han finalizado la pauta de vacunación, han superado la covid hace menos de seis meses o tienen un test negativo de menos de 72 horas.

Además, no se podrá superar el 75 % del aforo para tratar de que se puedan mantener distancias y se recomendará el uso de mascarilla, aunque los estudiantes se las podrán quitar para comer y beber.

El certificado no será obligatorio para las clases ni para las actividades lectivas y tampoco para los profesores, aunque los estudiantes extranjeros que no se han vacunado al entrar en Francia deben registrarse en la Seguridad Social para hacerlo "muy rápidamente a su llegada", subraya la ministra.

Vidal explica que, hasta ahora, un 85,64 % de los jóvenes de 18 a 24 años en Francia han recibido al menos una dosis de la vacuna para el coronavirus y un 77,5 % han finalizado el proceso de inmunización.

En caso de que se declare un caso positivo en la universidad, el estudiante afectado tendrá que ponerse en aislamiento y seguir las clases a distancia. En cuanto a los que sean contacto del positivo, podrán continuar asistiendo a la universidad los que estén vacunados, pero el resto también estarán sometidos al aislamiento.

Francia ha impuesto desde comienzos de agosto el certificado sanitario para muchos actos de vida social, como ir al cine, a un museo, a un estadio e incluso para tomar algo en un bar o un restaurante.

El personal que trabaja de cara al público en esas actividades también lo necesita y será igualmente obligatorio a partir del día 15 para el personal sanitario y profesionales que trabajan en la atención de públicos frágiles como personas mayores.

Unas obligaciones que desde que las anunció el presidente, Emmanuel Macron, el 12 de julio han generado movimientos de protesta que se han concretado, en particular, en manifestaciones todos los sábados en decenas de ciudades del país.