El primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, anunció hoy su renuncia a presentarse a la reelección como líder del partido gobernante, lo que en la práctica significa que no concurrirá a las elecciones generales que se convocarán en los próximos meses. Suga informó de su decisión en una reunión extraordinaria celebrada este viernes de la junta ejecutiva de su formación, el Partido Liberal Democrático (PLD), según informó la cadena estatal nipona NHK.

El primer ministro, que ha ocupado este cargo desde el pasado septiembre tras la dimisión por motivos de salud de Shinzo Abe, no concurrirá de este modo a los comicios internos del partido que se celebrarán el próximo 29 de septiembre, y donde se elegirá al líder de la formación que será candidato a las próximas elecciones generales.

Suga también habría comunicado hoy a su partido su intención de dimitir del cargo, según los medios nipones, antes de que acabe su período al frente en el PLD a finales de este mes, adelantando así las fechas de su final de mandato que habría llegado en cualquier caso en los próximos meses con el fin de la legislatura. El político conservador, de 72 años y quien atraviesa una grave crisis de popularidad debido a su gestión de la pandemia, dejará su puesto al frente del partido a otros potenciales candidatos a liderar el Ejecutivo nipón.

La actual legislatura en la Cámara Baja de la Dieta (Parlamento) de Japón llega a su fin el próximo 21 de octubre, y las próximas elecciones generales donde se decidirá el nuevo primer ministro de Japón deben convocarse como muy tarde para el 28 de noviembre. Suga, un veterano del PLD que llegó a primer ministro tras ejercer de mano derecha de Abe y garantizarse el apoyo de las principales facciones del partido, parece haber perdido los apoyos dentro de esta formación ante el deterioro constante que ha sufrido su imagen en el año que ha durado su mandato.

Entre los llamados a sucederle está el exministro de Exteriores Fumio Kishida, quien se ha mostrado también crítico con las medidas anticovid de Suga dentro de un partido que aspira a mantener en los próximos comicios la aplastante hegemonía que ha ejercido en la historia del Japón de posguerra.