Las declaraciones del primer ministro de Italia, Mario Draghi, a favor de la vacunación obligatoria de la población contra la covid-19 han provocado un terremoto político que hace temer incluso la estabilidad de la mayoría que sostiene al Gobierno.

"No veo un desastre en el horizonte", declaró el jueves Draghi, que ha tratado de defender que "el Gobierno sigue" a pesar de la polvareda generada por sus palabras. Así, ha admitido que puede haber "diferencias" en temas como la lucha contra la pandemia, pero ninguna insalvable.

El líder del Partido Democrática (PD), Enrico Letta, ha visto con buenos ojos las alusiones de Draghi a una posible vacunación obligatoria, contra la que se ha posicionado la ultraderecha, tanto la Liga de Matteo Salvini como Hermanos de Italia. Ambas formaciones sostienen que ampliar la vacunación obligatoria --por ahora solo se ha establecido para trabajadores sanitarios-- va contra el criterio general europeo y, además, no es necesario. "Seguimos en contra de obligaciones, multas y discriminación", argumentan desde la Liga, también crítica con el certificado sanitario, según AdnKronos.

La imposición de este certificado, en el que se recoge si alguien ha sido vacunado, ha pasado la enfermedad o ha dado negativo en alguna prueba reciente, ya ha sido motivo de protestas en Italia. De poseerlo depende, por ejemplo, que los profesores puedan dar clase en el inminente curso escolar.