La nueva realidad de Afganistán bajo control talibán se ha hecho ineludiblemente visible este lunes en Naciones Unidas. Menos de dos horas antes de la salida definitiva de las tropas estadounidenses después de 20 años en el país, el Consejo de Seguridad ha aprobado una resolución descafeinada, y sin apoyo unánime por las abstenciones de China y Rusia, que hace reclamaciones a los talibanes pero no plantea potenciales consecuencias si las incumplen.

El texto ni siquiera incluye el establecimiento de una zona segura en Kabul para garantizar después de este 31 de agosto la evacuación de los afganos que quieran abandonar el país y continuar operaciones humanitarias, una propuesta de la que el domingo había hablado el presidente francés, Emmanuel Macron, con lo que se ha acabado demostrando exceso de confianza en que fuera adelante.

La resolución, que se había estado negociando desde el viernes y han presentado Francia, Reino Unido, Estados Unidos e Irlanda, recoge una lista de expectativas y demandas. Se urge a los talibanes, por ejemplo, a cumplir con las declaraciones que hicieron el 27 de agosto prometiendo que los afganos podrán viajar al extranjero y se asegura que “se espera que se adhieran a ese y otros compromisos”, como permitir “la salida segura y ordenada de Afganistán de afganos y todos los ciudadanos extranjeros”. El texto también reclama que se permita acceso “total, seguro y sin obstáculos” a la ONU y otras agencias que prestan ayuda humanitaria.

Otros elementos de la resolución son una petición de que Afganistán “no se use para amenazar o atacar a otro país o dar refugio o entrenar a terroristas o planificar o financiar actos terroristas”. Asimismo, “reafirma la importancia” de respetar los derechos humanos, incluyendo de mujeres, niños y minorías, y anima a que se alcance un acuerdo político negociado con “representación completa, igualitaria y significativa de mujeres”.

 Rusia y China

La negociación con Rusia y China para evitar que usaran su poder de veto para frenar la resolución, así como las dificultades de establecer “zonas seguras” por elementos conflictivos como el despliegue de tropas”, han acabado dejando el texto en lo que Richard Gowan, un experto en la ONU del International Crisis Group, ha definido en declaraciones a AFP como “ligero”.

Tras la votación, las declaraciones en el Consejo de Seguridad de embajadores y representantes ante la ONU han dejado en evidencia la brecha que separa a partir de este momento a los principales actores de la comunidad internacional respecto al Afganistán talibán. Tanto el embajador ruso como el representante de China han explicado su abstención cuestionando a sus impulsores por rechazar algunas de las enmiendas que ellos habían propuesto, incluyendo la de señalar a grupos terroristas que no son el Estado Islámico. Vasily Nebenzia, el representante del Kremlin, también ha denunciado la “fuga de cerebros” de Afganistán y tanto él como Geng Shuang, el número dos de la misión de Pekín ante la ONU, han criticado la congelación de bienes y activos financieros de Afganistán tras la llegada al poder de los talibanes.

“El caos reciente en Afganistán está directamente relacionado con la precipitada y desordenada retirada de tropas extranjeras”, ha dicho el representante chino, mientras que el embajador ruso acusaba también a los países occidentales de “intentar desviar la culpa por el fallo y el colapso de 20 años de presencia de EEUU y sus aliados en la región”.