Japón se niega a emitir visados para dos diplomáticos birmanos nombrados por la junta militar golpista, que busca sustituirlos por dos miembros de la embajada en Tokio despedidos en marzo, informó hoy la agencia de noticias Kyodo.

La concesión de los visados diplomáticos supondría reconocer el golpe militar del pasado 1 de febrero que arrebató el poder al gobierno civil electo liderado por Aung San Suu Kyi, que sigue detenida, y cuyas manifestaciones de rechazo a la toma de poder han sido violentamente reprimidas por las fuerzas militares.

Japón no reconoce a la junta como un órgano de gobierno legítimo.

La junta solicitó a Japón que emitiera visados para sus dos diplomáticos. Aunque el país asiático señaló que "está considerando" la petición, no ha iniciado los procedimientos de emisión, indicaron fuentes con conocimiento del caso a la citada agencia.

Mientras, Tokio sigue reconociendo el estatus diplomático de los dos funcionarios birmanos cesados por la junta un mes después del golpe tras boicotear sus deberes en la embajada como protesta.

Lo golpistas también pidieron que se invalidaran sus pasaportes, pero Tokio ha permitido que ambos permanezcan en Japón, incluso después de que la ficha diplomática de uno caducara en julio. Ambos colaboran con el autodenominado Gobierno de Unidad Nacional, un grupo opuesto a la junta militar y formado tras el golpe.

Japón es uno de los países que han pedido la liberación inmediata de Suu Kyi, otros miembros del antiguo partido gobernante y los civiles detenidos durante la represión de la junta.

Sin embargo, Tokio sigue manteniéndose cauteloso en su posición en torno a Birmania, país con el que mantiene una estrecha relación económica e influencia, y se ha abstenido de unirse a territorios como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea en la imposición de sanciones a personas y grupos involucrados en el golpe.

Algunos analistas han señalado que este posicionamiento laxo se debe también a la creciente influencia de China en Birmania.