La activista paquistaní Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz, ha instado a la comunidad internacional a no cerrar las puertas a los refugiados afganos ante la previsible huída masiva de civiles por el auge de los talibán, grupo del que ella misma fue víctima cuando hacía campaña en 2012 en favor de la educación de las niñas.

La joven ha expresado en declaraciones a la BBC su preocupación por la suerte que pueden correr mujeres y niñas bajo el yugo extremista, en la medida en que los talibán las condenaron al ostracismo durante el régimen que concluyó en 2001 y que ahora puede volver.

Malala ha apelado al "liderazgo" de los gobernantes para instarles a garantizar, por encima de todo los respetos Derechos Humanos, garantizando una protección "inmediata" a traductores o activistas cuya vida está en peligro. "Los países tienen que abrir sus fronteras a los refugiados afganos", ha añadido.

La activista ha asegurado que ya ha enviado una carta al primer ministro de Pakistán, Imran Jan, para pedirle que autorice la acogida de las personas que puedan llegar desde el país vecino, así como para que promueva la educación y la protección de mujeres y niñas para que no pasen por lo que ella pasó.

"Teníamos que esconder los libros bajo el pañuelo", ha recordado Malala, al hablar de lo que supone para las mujeres la vida bajo el integrismo el islámico. Las mujeres, ha añadido, "siguen alzando sus voces, son valientes, son fuertes" y "deben tener más oportunidades y tiempo para decirnos lo que podemos hacer por ellas, por la paz en Afganistán".