La tensión sube en la frontera sur del Líbano. El fuego cruzado entre Hizbulá e Israel ha despertado los viejos fantasmas de guerra, aunque ambas partes han confirmado que no quieren que el conflicto vaya a más. La milicia chií, apoyada por Irán, ha disparado una ráfaga de cohetes contra una zona disputada del norte del Estado hebreo este viernes. El Ejército israelí, a su vez, ha respondido con artillería. Durante esta tercera jornada de enfrentamientos, la Fuerza Provisional de Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés) ha advertido de una “situación muy seria”. 

“Usar el sur como plataforma para los conflictos regionales es un paso hacia lo desconocido que pone a todo el Líbano en el punto de mira de las guerras de otros”, ha tuiteado Saad Hariri, exprimer ministro del Líbano. El último candidato a gobernar el país hace referencia a la rivalidad entre Irán e Israel que ha aumentado en las últimas semanas después de que Tel Aviv acusara a Teherán de llevar a cabo un ataque mortal a un buque israelí frente a las costas de Omán. Los ataques empezaron desde el Líbano el pasado miércoles mientras su población estaba de luto en el homenaje a las víctimas de la explosión del puerto de Beirut en el primer aniversario de la tragedia.

El lanzamiento de cohetes por parte de los aliados de Irán apenas ha provocado unos cuantos incendios en aldeas fronterizas de Israel. En el Líbano, en cambio, sus acciones han causado enfrentamientos con la población local de la frontera que se opone al uso de sus terrenos para llevar a cabo ataques hacia Israel. “No queremos llegar a una guerra total, pero evidentemente estamos preparados para eso”, ha dicho el coronel Amnon Shelfer, portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). A su vez, el Ejército hebreo sigue intentando evitar la escalada en la frontera con la Franja de Gaza a partir de un frágil alto el fuego acordado con Hamás el pasado 20 de mayo.

Territorio ocupado

“Esta es una situación muy seria e instamos a todas las partes a que cesen el fuego”, ha insistido UNIFIL. Las granjas de Shebaa, objetivo de los ataques de Hizbulá, es un enclave donde se tocan las fronteras de Israel, el Líbano y Siria. Según el Estado hebreo, pertenece a los ocupados Altos del Golán que arrebató a Siria en la guerra de 1967. Por su parte, Damasco y Beirut defienden que pertenecen al Líbano, mientras que la ONU afirma que son territorio sirio. El hecho de que Hizbulá haya atacado a esta zona bastante deshabitada, y no a territorio soberano israelí, es un símbolo de su intención de no escalar hasta una guerra total. 

Israel y Líbano no mantienen ningún tipo de relaciones diplomáticas. De forma oficial, siguen en guerra. Precisamente este domingo el líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, dará un discurso televisado para celebrar los 15 años de la victoria de la milicia contra Israel en el 2006. A su vez, Israel viola el espacio aéreo libanés casi cada día, lo que supone una violación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. En un país traumatizado, los aviones israelís aterrorizan a una población asfixiada por múltiples crisis.