Pedro Castillo es el nuevo presidente peruano. El maestro rural de izquierdas recibió los atributos de mando de la principal autoridad parlamentaria, María del Carmen Alba. Castillo juró por "los campesinos, los pueblos originarios, los maestros, los jóvenes y los pescadores". Sin quitarse el sombrero de palma, prometió un país "sin corrupción" y una "nueva Constitución". Llegó un Gobierno "del pueblo y para el pueblo". Perú, aseguró, "será gobernado por una persona que pertenece a los sectores oprimidos".

Castillo viene del "Perú profundo", es un dirigente ajeno a la elite política y económica, lo que le obliga a cargar con prejuicios y temores. Llegó a pie al Congreso. Vistió una casaca muy parecida a la de Evo Morales, al asumir el poder en 2006. El flamante mandatario celebró los "dos siglos de vida republicana". A pesar de que este miércoles se conmemora una "fecha tan simbólica", los 200 años de independencia, "nuestra historia en este territorio viene de más atrás". Castillo recordó los "cuatro milenios y medio" durante los cuales "nuestros antepasados encontraron la manera de resolver los problemas". Eso fue así, dijo, "hasta que llegaron los hombres de Castilla que, aprovechando momento de desunión, conquistaron el Estado". El virreinato, dijo, impuso un "régimen racial". La salida de la órbita española no trajo consigo una mejora real. "Los denominados aborígenes siguieron siendo explotados".

A tono con esa idea, Castillo informó que no ocupará el Palacio Pizarro, la sede del Poder Ejecutivo, por tratarse de un "símbolo del colonialismo". El edificio, anunció, se convertirá en el nuevo ministerio "de las Culturas" que refleje el carácter plurinacional del país.

El jefe de Estado puso a su vez énfasis en los problemas de seguridad. Reivindicó las llamadas rondas campesinas para combatir el delito y advirtió que "los delincuentes extranjeros tendrán 72 horas de plazo a partir de la fecha para salir del país". Su Gobierno, remarcó, promoverá el desarrollo de la educación y una mejora de los salarios docentes. Señaló no obstante que "los jóvenes que no estudien ni trabajen deberán acudir al servicio militar (milicia)".

Los desafíos

A lo largo de su discurso, Castillo recordó su origen y el compromiso que se sustenta en su origen social. Le esperan enormes desafíos y urgencias: entre ellos, la lucha contra pandemia, que ha matado a casi 190.000 personas. "Saldremos adelante, escuchando a la ciencia. Debemos maximizar nuestro esfuerzo para vacunar a toda la población en el menor tiempo posible".

A los problemas heredados, se le suman los internos. Castillo no ha podido todavía definir su gabinete de ministros. Se encuentra en el medio de una disputa entre los intentos de abrir su Gobierno y el de su partido, Perú Libre, de tener un papel gravitante en las designaciones y la hoja de ruta. Más allá de sus palabras, todavía no se sabe cómo aplicará su política económica. Se supone que Pedro Francke, asesor de Castillo en temas económicos, se convertirá en el timonel de ese ministerio estratégico.

Problemas económicos

En la actualidad, un 30% de los peruanos vive en la pobreza y un 70% forma parte de la economía informal. El PIB cayó 11,1% en 2020. El país ya ha comenzado a recuperarse. "La población pide cambios y no está dispuesta a renunciar a ellos", dijo sobre el actual modelo de orientación neoliberal. Castillo dijo que se "respetará la propiedad privada" pero, también, construir un país con mejor distribución de la riqueza.

El otro gran desafío de Castillo tiene que ver con el Congreso. El oficialismo solo contará con 37 de los 130 congresistas. El fujimorismo ya anunció que no le dará ni un mes de tregua política. La posibilidad de evitar sobresaltos y conjuras tendrá que ver con la capacidad del Ejecutivo de alcanzar acuerdos con una legislatura tan fragmentada.