La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha entonado este miércoles públicamente el mea culpa, ante el pleno del Parlamento Europeo, a donde ha acudido a dar explicaciones sobre la situación de la estrategia de vacunación en la Unión Europea. "Hemos sido demasiado optimistas con la capacidad de producción y quizás estábamos demasiado seguros de que lo que habíamos encargado y pagado se nos iba a entregar a tiempo", ha explicado durante un debate en el que ha reconocido "haber subestimado las dificultades de producción" de la vacuna contra el covid-19.

"Todos nos habíamos concentrado muchísimo en el desarrollo de vacunas pero globalmente hemos subestimado las dificultades de la producción en masa" en un proceso "en el que la ciencia ha superado a la industria", ha explicado alegando que se trata de un proceso "muy complejo" en el que "la industria tiene que adaptarse a los ritmos de la ciencia". Estas declaraciones se producen tras el aluvión de críticas que recibió la semana pasada -por el retraso en la distribución de dosis y los errores políticos en la puesta en marcha del mecanismo de control de exportación de vacunas- por parte de los grupos políticos de la Cámara a cuenta de la gestión de la estrategia liderada por la Comisión Europea, que es la responsable de negociar en nombre de los Veintisiete los contratos con las farmacéuticas.

Irlanda del Norte

"Sí se han cometido errores en el proceso y lo lamento profundamente pero al final hicimos lo correcto. Mi comisión va a hacer todo lo posible para proteger la paz en Irlanda del Norte, tal y como hemos hecho", ha prometido en relación al nuevo mecanismo de control de las exportaciones de vacunas que debe permitir conocer cuántas vacunas producidas en la UE se exportan y a qué países.

Al margen de reconocer estos errores, Von der Leyen ha explicado que hasta el momento se han distribuido en la Unión Europea un total de 26 millones de vacunas y que hay 17 millones de personas vacunadas resultado de un ejercicio común que ha puesto en valor. "No quiero ni imaginar qué hubiera pasado si los Estados más grandes hubieran encargado sus vacunas y dejado a los demás en la cuneta. Hubiera sido una insensatez", ha advertido sobre la importancia de las compras centralizadas.