Tres semanas después del ataque con arma blanca que dejó dos heridos graves en las inmediaciones de la antigua sede de ‘Charlie Hebdo’, Francia volvió a activar la alarma antiterrorista tras descubrir el cuerpo de un hombre decapitado en Conflans Saint-Honorine, al noroeste de París, la tarde de este viernes 16 de octubre. Según fuentes policiales citadas por el diario ‘Le Monde', la víctima, profesor de instituto de historia y geografía, habría enseñado a sus alumnos las caricaturas de Mahoma en el marco de una clase sobre la libertad de expresión.

La Fiscalía Nacional Antiterrorista será la encargada de esclarecer los detalles del suceso en el marco de una investigación abierta por "asesinato con conexión con asociación criminal terrorista”. El presunto responsable del ataque, quien se habría resistido a su arresto, fue abatido por la policía en la comuna colindante de Eragny. Las autoridades se vieron obligadas a establecer un importante perímetro de seguridad temiendo la presencia de artefactos explosivos en el cuerpo del agresor. Según el periódico ‘Le Parisien’, el asaltante sería un hombre de nacionalidad argelina de 48 años, aunque otras fuentes aseguran que era un joven de 18 años nacido en Moscú.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, regreso a París desde Marruecos, donde se encontraba en viaje oficial, para unirse a la célula de crisis abierta tras el suceso. El propio presidente francés, Emmanuel Macron, y su primer ministro, Jean Castex, acudieron al lugar de los hechos.

"El islamismo nos ha declarado la guerra"

En la Asamblea Nacional, en un ambiente de fuerte conmoción, el presidente de la sesión parlamentaria, Hugues Renson, quiso “reconocer la memoria” del profesor fallecido y condenar este “ataque abominable”. El ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, no tardó en sumarse a la ola de reconocimiento y condena: “Esta noche, la República ha sido atacada con el despreciable asesinato de uno de sus servidores, un profesor. Pienso en él y en su familia. Nuestra unidad y firmeza son las únicas respuestas a la monstruosidad del terrorismo islamista. Nos enfrentaremos a ello”, escribió en su cuenta de Twitter.

Las reacciones en el terreno político no se hicieron esperar: “Un profesor decapitado por haber enseñado las caricaturas de ‘Charlie Hebdo’: en Francia, nos encontramos en este nivel de barbarie insoportable. El islamismo nos ha declarado la guerra: debemos expulsarlo de nuestro país por la fuerza”, escribió en sus redes sociales la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen. “Las palabras son irrisorias para describir la cólera tras el atentado […] como lo serán las velas y los discursos […] Debemos librar una verdadera guerra contra el veneno del islam radical […] para erradicarlo”, lanzó en el mismo tono el líder de los senadores del partido conservador Les Républicains (LR), Bruno Retailleau, en su cuenta de Twitter.

El terrorismo islamista, una amenaza latente

El suceso vuelve a poner sobre la mesa la envergadura de la amenaza del terrorismo islamista en Francia. Al igual que lo hizo el pasado 25 de septiembre el ataque ocurrido a escasos metros de la antigua sede del semanario satírico ‘Charlie Hebdo’. Tras atacar a dos personas con un arma blanca, el sospechoso reconoció durante los interrogatorios policiales que su intención no era otra que atacar a los periodistas del semanario, empujado por la "cólera contra 'Charlie'" tras su decisión de volver a publicar las caricaturas del profeta Mahoma, con motivo de la apertura del proceso judicial contra los atentados cometidos en enero del 2015.

En este contexto, el pasado 2 de octubre, Emmanuel Macron presentó su proyecto contra el “separatismo islamista”, es decir, contra quienes en nombre del islam querrían tomar el control en diferentes partes del territorio francés. “Hay un islamismo radical que lleva a negar las leyes de la República, a banalizar la violencia y, a algunos ciudadanos a elegir lo peor”, dijo entonces el presidente de la República. Esta ofensiva legal contra el islamismo radical tendría como objetivo reforzar la vigilancia ideológica y financiera de asociaciones educativas, caritativas y culturales dedicadas en realidad al adoctrinamiento y al proselitismo.