Fugas de los centros de acogida, reyertas callejeras y contagios. Los inmigrantes llegados en las últimas semanas a Sicilia, la mayoría procedentes de Túnez, han provocado la reacción del Gobierno autónomico de la isla, que en la noche del sábado ha ordenado el cierre de los puertos. Los ejecutivos autonómicos no tienen competencia para ello, por lo que el Gobierno de Roma en las próximas horas deberá impugnar la medida.

Nello Musumeci, presidente de la autonomía gobernada por el centroderecha, declaró en la madrugada del domingo, que todos los inmigrantes ilegales presentes en la isla deberán ser trasladados fuera del territorio de la región en las próximas 24 horas, sin más demora. La razón, según el político, es que no es posible garantizar la permanencia en la isla, respetando las medidas de prevención y de seguridad contra el contagio. La misma noche Musumeci firmó una ordenanza de tres páginas, que alerta a los delegados del gobierno a cumplirla, al tiempo que sugirió que se ponga en marcha un puente aéreo con la península.

Con la finalidad de tutelar la salud y la incolumidad pública, ante la falta de estructuras idóneas de acogida, se prohíbe la entrada, tránsito y parada en la región siciliana de parte de cualquier migrante que alcance las costas con embarcaciones grandes y pequeñas, incluidas las de las oenegés, ha declarado Musumeci.

Precisamente en estas horas, después de que algunos barquitos y lanchas usadas por los inmigrantes hayan zozobrado, provocando la muerte de sus ocupantes, varios buques de oenegés europeas se están dirigiendo hacia el Mediterráneo central.

Críticas de la oposición

Durante la mañana de este domingo, fuentes del Ministerio de Interior han divulgado a la prensa nacional que la ordenanza de Musumeci no tiene ningún valor, aun reconociendo que la situación migratoria en la isla es muy pesada. Durante la pasada semana, el Gobierno nacional ya había transferido a varios centenares de inmigrados a otros centros peninsulares, después de que varias decenas se hubiesen fugado de los centros de acogida, algunos de ellos contagiados por el covid-19 y mantenidos aislados de los demás.

En las isla operan dos buques de pasajeros como centros donde los recien llegados deben transcurrir la cuarentena de dos semanas. Uno de ellos es 'Aurelia', donde la pasada semana se produjeron altercados, lanzamientos de piedras y tentativas de fuga. Según los analisis realizados, un 10% de los inmigrados ha dado positivo en el virus. El problema es dónde hospedarlos, por lo que en algunos casos han sido ingresados en hospitales militares.

La orden de Musumeci es ilegítima y espero que el gobierno la impugne, ha dicho Matteo Orfini, uno de los líderes de los progresistas del Partido Democrata (PD), Orfini ha acusado al presidente de la isla de incapacidad de administrar su región. Dimita, en lugar de inventarse un chivo expiatorio diario para justificar su propia incapacidad, añadió Orfini.

Apoyo de Salvini

Por su parte, Matteo Salvini, lider de la Liga y aliado de Musumeci ha felicitado al presidente que, como hombre libre ha dicho que desde mañana no quiere a ningún inmigrado en la isla.

La situación migratoria en Sicilia, como la de toda Italia, está regulada por los famosos decretos de Salvini, exministro de Interior, que cerró todos los puertos de Italia a los migrantes, provocando la clausura de centros y la interrupción de circuitos de integración para los aspirantes a prófugos, con la consiguiente expulsión de los huéspedes y su pase a la clandestinidad.

La sucesora de Salvini, Luciana Lamorgese, ha avanzado este verano que su ministerio está preparado para cambiar los decretos de Salvini, por lo que numerosas organizaciones y una parte de la sociedad civil esperan que este otoño cambie la política migratoria de Italia, que ahora se encuentra en un limbo.