Este lunes se inaugura el nuevo puente de Génova, que se llamará de San Jorge y que sustituye el que hace casi dos años se hundió de repente, llevandose la vida de 43 personas. Al acto asistirán las prinicipales autoridades de país pero no las familias de las víctimas.

El antiguo era conocido como puente Morandi, apellido del arquitecto que lo proyectó cuando el cemento armado, recién descubierto, parecía ser la panacea de las futuras construcciones. El actual, sobre un proyecto realizado y regalado por el célebre arquitecto Renzo Piano, genovés de origen, es de acero y cemento. Con paneles solares que gestionaran la iluminación de día y de noche, y dotado de robots que en las 24 horas del día controlarán la resistencia y las incidencias.

Desde el 14 de gosto de 2018, la ex República Marinera de Génova estaba dividida en dos partes, sin posibilidad de comunicación entre ellas, a pesar de ser el nudo vial entre Italia y Francia, estar en una de las regiones más industrializadas del país y a pesar de contar con el primer puerto de Italia por intercambio mundial de mercancías (el 50% nacional). Durante casi dos años, la ciudad herida en sus comunicaciones ha estado dividida y 566 personas tuvieron que abandonar sus domicilios, dejando a la destrucción los lugares de su infancia, adolescencia, juventud y madurez, debidamente compensados económicamente, aunque no afectivamente, por imposible.

El puente de san Jorge ha sido construido en menos de dos años, un récord para Italia, donde la burocracia asociada a este tipo de proyectos puede alargar la obra hasta los diez años. Pero los genoveses, además de tercos y agarrados (en Italia se dice que "eres peor que un genovés) , son expeditivos, y, después de haberse peleado en los siglos con las Repúblicas de Venecia, Pisa y Amalfi, no habrían aceptado quedarse en la cola.

En forma de proa

El nuevo puente tiene la forma de una proa de una nave, orientada hacia el mar, el mismo mar que indica, en dirección del Atlántico, la estatua local de Cristobal Colón, que según os genoveses, nació en la ciudad. El puente de san Jorge tiene solo 1.067 metros de largo y está sostenido por 18 columnas de cemento armado construidos de forma elíptica para que no estorben el paisaje. La traviesa central es única.

La construcción ha sido realizada por una sociedad llamada Para Genova, un consorcio de dos grandes sociedades italianas de construcciones (Salini e Impregilo) , que a su vez se han apoyado en 330 pymes de Italia, del norte y del sur de la península, cada una de las cuales ha puesto su granito de arena. Han trabajado todas simultáneamente día y noche , incluso durante el confinamiento por el covid-19, sin que se produjera ningun contagio. En algunos monentos, 40 equipos de obreros, pertenecientes a empresas distintas, trabajaban simultáneamente para la realización del puente.

La verdad judicial de cuanto sucedio aquel 14 de agosto de 2018, no ha llegado aún, aunque ya parece asumido que el hundimiento del puente Morandi fue a causa del fallo de uno de los tirantes del puente. Sin embargo, Génova no ha querido esperar aquella verdad, que traerá consecuencias sobre las concesiones de las autopistas.

Recientemente y sin esperar la sentencia judicial, el Gobierno italiano ha revocado de hecho la concesión a Austotrade SA, directamente vinculada a la familia Benetton, que controla 3.000 km de autopistas del país, es decir la mitad, por considerarla culpable de no haber suficientemente controlado el mantenimiento de los kilómeteros a su disposicion. "Se trata de una expropiación", lamentaron los Benetton.

Pero la paradoja es que, mientras no exista una setencia judicial, el nuevo puente de san Jorge de Genova ha tenido que ser dado en gestión a Austostrade SA, es decir a los Benetton, que mientras tanto son los gestores de aquella zona viaria.