Al menos 1.750 personas habrían fallecido en las travesías irregulares entre África del este y oeste y la costa mediterránea africana en 2018 y 2019, según un informe elaborado por ACNUR y el Centro de Migración Mixta (MMC, por sus siglas en inglés).

El informe, titulado 'En este viaje, a nadie le importa si vives o mueres', concreta que esta cifra representa una media de unas 72 personas muertas al mes, por lo que esta ruta es una de las "más mortales" para refugiados y migrantes de todo el mundo.

VIOLENCIA Y ASESINATOS

En este sentido, el trabajo pone el foco en cómo la mayoría de las personas que toman esas rutas, sufren o son testigos de una "falta de humanidad" y una "brutalidad indescriptibles" a manos de los traficantes, redes de trata, milicias y en algunos casos, incluso de los funcionarios gubernamentales.

"Este informe documenta los asesinatos, la violencia generalizada de una naturaleza de lo más brutal, perpetrada contra personas desesperadas que huyen de la guerra, la violencia y la persecución", ha explicado el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.

"Desde hace ya demasiado tiempo, los terribles abusos que sufren los refugiados y migrantes en estas rutas por tierra, han permanecido en buena medida invisibilizados", ha lamentado, al tiempo que ha pedido "liderazgos y acciones decididas" para "acabar con esta crueldad, proteger a las víctimas y perseguir a los criminales responsables".

ZONAS MÁS PELIGROSAS

Aunque el informe avisa de que la recogida de datos fiables sobre muertes en los movimientos irregulares de población, que controlan los traficantes y tratantes de seres es "muy difícil", sus datos -basados en datos del programa 4Mi del MMC y fuentes adicionales- revelan que en torno al 28 por ciento de las muertes registradas en ese período, se produjeron mientras las personas intentaban cruzar el desierto del Sáhara.

Otros puntos calientes de muertes fueron Sabha, Kufra y Qatrum en el sur de Libia, el centro de tráfico de Bani Walid, al sudeste de Trípoli, y algunos lugares más del África del oeste por donde pasa la ruta, incluyendo Bamako y Agadez.

Además, aunque siguen llegando informes y datos de 2020, se estima que en lo que va de año, al menos se contabilizan ya 70 refugiados y migrantes fallecidos, una cifra que incluye al menos a 30 personas asesinadas a manos de las redes de trata en Mizdah a finales de mayo.

ABUSOS SEXUALES

Mujeres y niñas, aunque también hombres y niños, están en alto riesgo de ser víctimas de violación y violencia sexual y de género, especialmente en los puntos de control y los puestos fronterizos, así como en las travesías por el desierto.

Según ACNUR y MMC, el 31 por ciento de las personas entrevistadas por el centro que fueron testigo o sobrevivieron a la violencia sexual en 2018 o 2019, vivieron esta experiencia en más de un lugar a lo largo del viaje. Los integrantes de las redes de trata fueron los principales perpetradores de violencia sexual en el norte y este de África, contabilizando respectivamente el 60 por ciento y el 90 por ciento de los informes de abusos en estas rutas.

Sin embargo, en África del oeste, los principales autores fueron las fuerzas de seguridad, oficiales de policía y militares, que contabilizaban un cuarto de los abusos registrados.

Muchas personas indicaron que habían sido forzadas a prostituirse o a someterse a otras formas de explotación sexual por parte de los tratantes. Entre enero 2017 y diciembre 2019, ACNUR registró más de 630 casos de trata de refugiados en el este de Sudán, con cerca de 200 mujeres y niñas que habían sobrevivido a la violencia sexual y de género.

EL CASO DE LIBIA

Dentro de Libia particularmente, refugiados y migrantes están en riesgo de sufrir más abusos, puesto que el conflicto continúa y la debilidad por mantener el orden y el imperio de la ley significa que los tratantes, traficantes y milicias, pueden actuar con impunidad con frecuencia, ha destacado el informe.

Muchas personas que intentaron cruzar por mar hacia Europa, fueron interceptadas por los guardacostas libios y retornadas a las costas de Libia. Más de 6.200 refugiados y migrantes han sido desembarcados en Libia en 2020, lo cual indica que posiblemente la cifra que se registre a final de año podría eclipsar los 9.035 retornados en 2019.

Además, estas personas a menudo son recluidas de forma arbitraria en centros de detención oficiales, donde se enfrentan a abusos diarios y a condiciones deplorables. Otros terminan en centros 'no oficiales' o almacenes controlados por los traficantes y redes de trata, que los someten a abusos físicos para sacarles más dinero.

TRASTORNOS EMOCIONALES PERMANENTES

Los hombres, mujeres, niñas y niños que sobreviven, quedan a menudo afectados con trastornos de salud mental, que pueden durar mucho tiempo como consecuencia de los traumas vividos. Para muchos, su llegada a Libia es el final de un viaje caracterizado por "abusos terroríficos" que incluyen "asesinatos selectivos, torturas, trabajos forzados y violencia física", subrayan ambos organismos.

Otros continúan informando de la "brutal violencia" a la que han sido sometidos, desde quemaduras con aceite caliente, plástico derretido o con objetos metálicos calentados, electroshocks o personas a las que atan en posiciones estresantes.

"El trato desconsiderado que vemos que reciben refugiados y migrantes a lo largo de estas rutas es inaceptable", ha zanjado el jefe del MMC, Bram Flouws.

"Los datos que proporcionamos vuelven a mostrar que Libia no es un lugar seguro al que retornar a la gente. Tristemente, éste no será el último informe que documente estas violaciones, pero añade aún más evidencia que no puede seguir ignorándose", ha señalado.

ALGUNOS AVANCES POSITIVOS

En los últimos años se han alcanzado algunos progresos para abordar la situación y algunos criminales responsables de los abusos y de las muertes han sido sancionados o arrestados. También se ha reducido el número de personas detenidas en los centros oficiales de Libia.

ACNUR, que ha asegurado que da "la bienvenida" a los recientes pasos dados por las autoridades libias contra los grupos armados y las redes de trata -incluyendo las redadas de grupos de traficantes y la congelación de sus materiales-, ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que proporcione un mayor apoyo a las autoridades en su lucha contra las redes de trata de seres humanos.