EEUU ha acusado este martes a Rusia de enviar aviones de combate a Libia en apoyo de las milicias comandadas por el general Jalifa Haftar, enfrentado al Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA) reconocido por la comunidad internacional. "Los aviones rusos muy probablemente proporcionarán apoyo aéreo y fuerza de fuego" a las milicias de mercenarios rusos vinculadas al grupo Wagner, próximo al Kremlin, que combaten desde hace años mano a mano junto con las tropas de Haftar, ha advertido en un comunicado el mando de las Fuerzas de EEUU en África.

Según las mismas fuentes, los aparatos, cuatro Mig-29 y dos Sujói Su-24, abandonaron territorio ruso y transitaron por una base rusa en Siria, donde fueron repintados para ocultar los signos militares distintivos del país de origen. El mando estadounidense en África ha acompañado sus acusaciones de una galería de fotos en las que se identifica supuestamente a aviones rusos "de cuarta generación" volando sobre el espacio aéreo libio o en una base aérea del país norteafricano. Moscú, por boca de Andréi Krásov, vicepresidente de la Duma para Asuntos de Defensa, ha negado vehementemente las acusaciones. "Es un nuevo cuento del horror al estilo americano", ha declarado.

Momento crítico para las milicias de Haftar

El nuevo despliegue militar del Kremlin, en caso de confirmarse, sucede en un momento especialmente crítico para los aliados del Kremlin en el país norteafricano. La ofensiva contra Trípoli, la capital, iniciada por el general Haftar en abril del 2019 se ha empantanado, y no ha conseguido los objetivos esperados. Sus tropas han recibido numerosos reveses en el campo de batalla en las últimas semanas y han sido expulsadas por las milicias leales al GNA de numerosas localidades del sur de Trípoli, De hecho, según informaciones del GNA, los mercenarios rusos de Wagner han tenido que ser evacuados precipitadamente de sus posiciones en el sur de la capital rusa y se han replegado en la base de Jafra, en el centro del país, a cientos de kilómetros de Trípoli, según han asegurado fuentes locales a la agencia Bloomberg.

Está fresco aún en el recuerdo lo sucedido en septiembre del 2015 durante la guerra civil en Siria, cuando la aviación rusa se desplegó en el país en un momento en que las fuerzas de su aliado, el régimen de Bashar el Asad, perdían terreno por todos lados. La intervención militar rusa en el país de Oriente Próximo, en especial los bombardeos de su aviación contra posiciones rebeldes y yihadistas, lograron revertir el curso de la contienda. Cinco años después, Asad no solo sigue en el poder, sino que ha retomado el control de una gran parte del territorio sirio. "Rusia intenta claramente en Libia hacer inclinar la balanza a su favor como lo hizo en Siria", ha enfatizado Stephen Towsend, comandante de las fuerzas estadounidenses en África.