La profunda división social que provoca el proceso legal por corrupción contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, queda patente este domingo en Jerusalén, con manifestantes a su favor y en su contra en las calles, a pesar de las restricciones por el coronavirus.

Cientos de personas se congregaron en la calle Salahedin, en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Este, frente a la sede del Tribunal de Distrito, con banderas israelíes, fotos y pancartas de apoyo al jefe del Gobierno y de rechazo al fiscal general del Estado de Israel, Avichai Mandelblit. "El juicio de Dreyfus al estilo Mandelblit", rezaba un cartel, mientras en otros se leía "Mandelblit, dimite", aunque fue el propio Netanyahu quien nombró para este puesto al fiscal.

Las pancartas

Alguna pancarta mostraba incluso a Mandelblit con uniforme de presidiario, después de que este recibiera en los últimos días ataques directos de varios miembros del Gobierno y del Likud, el partido de Netanyahu. Esta formación derechista pidió a los manifestantes que no llevaran banderas del Likud, ya que considera que no se trata de una cuestión de partido, sino un ataque a toda la ciudadanía.

Frente a la residencia del primer ministro, en la calle Balfour, del barrio jerosolimitano de Rehavia, se congregaron también cientos de personas, pero con el mensaje contrario, muchos de ellos pertenecientes a la organización prodemocracia Banderas Negras. "Ministro del crimen", se leía en la pancarta de grandes dimensiones que portaban.

La Policía reforzó la seguridad en estas dos zonas, con el objetivo de mantener la calma, pero permitir al mismo tiempo la libertad de expresión de una ciudadanía enormemente dividida. "Hay mucha gente en Israel que siente que son ellos los que están siendo juzgados ahora, y no Netanyahu. Hay otros que piensan que el juicio a Netanyahu es la última oportunidad de salvar a Israel", resumía este domingo en el diario 'Yediot Ahronot' el periodista Hanoch Daum.

La prensa

Por su parte, Ben-Dror Yemini, comentarista del rotativo, reflexionaba que "una parte ya ha condenado a Netanyahu, mientras que la otra ya le ha exculpado. Los representantes de ambas partes no están esperando ningún juicio. Después de todo, la gente con opiniones firmes no necesita esperar a ese tipo de trivialidades".

Netanyahu se sienta en el banquillo acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza en tres casos relativos a la recepción de regalos a cambio de favores y supuestos tratos para recibir una cobertura informativa positiva tanto él como su familia.