El estado de salud de algunas democracias en el mundo se deteriora y la epidemia del covid-19 amenaza con agravar todavía más esta situación a raíz de la erosión del Estado de derecho, la limitación de derechos políticos como la libertad de expresión o de reunión, la mayor inestabilidad económica y fiscal o el aumento de las desigualdades sociales. Es el diagnóstico recogido en un análisis que publica hoy la fundación Bertelsman Stiftung en el que alerta particularmente de la situación en Europa central y del este así como en América latina, dos regiones en las que la calidad democrática sigue perdiendo terreno.

El Índice de Transformación BTI, que la fundación alemana publica en base a un detallado análisis sobre los cambios registrados en términos de calidad de la democracia, economía de mercado o gobernanza en 137 países del mundo (74 calificados de democracias y 63 como autocracias), concluye que países considerados recientemente como autocracias -Turquía, Nicaragua, Mozambique, Guatemala o Banglasesh- han aumentado sus tácticas represivas mientras que otros países considerados democracias -Moldavia, Filipinas o Zambia- han alterado derechos básicos de participación política y Estado de derecho y están en pleno retroceso.

PEOR QUE HACE 10 AÑOS / «En líneas generales hay más de tres billones de personas que están peor gobernados que hace 10 años», advierten los investigadores, que alertan del deterioro sufrido en Hungría, Turquía, Brasil, India, México o Nigeria. El análisis pone el foco en Europa Central y del Este así como en América Latina, donde constatan un aumento de las violaciones de derechos civiles básicos en Nicaragua y Venezuela, una regresión autoritaria en Guatemala y Honduras donde la separación de poderes no existe, y una involución populista en Brasil y Colombia.

En cuanto a la región europea, el análisis destaca de que el retroceso democrático, que arrancó en el 2008, continúa y que la brecha entre países sigue aumentando. Así, mientras la democracia se ha consolidado en las tres repúblicas bálticas -Letonia, Estonia y Lituania- en países como Bulgaria, Polonia o Rumanía se ha deteriorado, lo mismo que en Serbia o Hungría. Este último Estado miembro de la UE ha pasado de ser considerado el tercero más democrático de la región, en el 2006, al tercero menos democrático.

«Hungría y Serbia son solo dos ejemplos de una larga lista de países en la región en la que el Estado de derecho está siendo atacado desde dentro», sostienen los expertos de la fundación Bertelsman Stiftung, poniendo el foco también en Albania, Croacia o Rumanía como ejemplo de países en los que la corrupción de los altos cargos sigue sin estar castigada o en los que el sistema judicial sigue sujeto a intimidación por parte del Gobierno. Otro ejemplo, es Polonia donde los equilibrios también están amenazados por el partido Ley y Justicia.

Los expertos alertan de que la crisis sanitaria actual podría contribuir a erosionar aún más la situación. De hecho, en varios países, dirigentes cada vez más autoritarios, entre ellos el húngaro Viktor Orban, han aprovechado para expandir sus poderes y silenciar las voces más críticas. Una senda similar, particularmente en cuanto a la limitación de la libertad de expresión y reunión se refiere, han seguido Serbia, Filipinas, Tanzania o Zambia.

«En estos países, el estado de derecho ya ha sido socavado de manera preocupante en los últimos años y si la concentración del poder ejecutivo continúa a raíz de la crisis del coronavirus su separación de poderes también corre el peligro de caer por debajo de los estándares democráticos mínimos, como ya ha sucedido en Turquía», concluye el estudio.