Venezuela acumulaba numerosas calamidades antes de que se asomara el coronavirus. La economía cayó el 35% en el 2019 y se espera un desplome del 20%, agravado por la cuarentena y la parálisis productiva. El salario mínimo llega a 1,93 dólares. A pesar del colapso sin precedentes, el coste humano de la pandemia es por el momento acotado. En un país con hospitales deteriorados, a veces sin agua o luz, han muerto 10 personas y se han contabilizado 300 contagios. Una de las razones del reducido impacto es que Venezuela no solo se miró inmediatamente en el espejo de Wuhan y fue el primer país en decretar la cuarentena y el uso obligatorio de mascarillas y guantes, además de movilizar a los militares. La otra tiene que ver con la cooperación china.

Los aviones de Hainan Airlines provén al Palacio de Miraflores de los recursos que no se pueden importar. Las reservas internacionales ascienden a 6.374 millones, la cifra más baja en 30 años. El FMI le ha negado a Caracas un préstamo de 5.000 millones de dólares. Pekín juega bajo estas circunstancias excepcionales un papel determinante.

ALIANZA REFORZADA / Hace unos días aterrizó en Caracas el tercer vuelo procedente desde el lejano Oriente. El ministro de Exteriores, Jorge Arreaza, lo esperó en el aeropuerto internacional de Maiquetía. «La ayuda humanitaria con médicos especialistas, expertos y científicos es la verdadera ayuda sin intervención, es la solidaridad de China», dijo al recibir medio millón de kits de pruebas rápidas, respiradores, tomógrafos, desfibriladores, cinco millones de mascarillas, gafas de seguridad y más de 100.000 trajes de aislamiento para el personal de salud.

La vicepresidenta Delcy Rodríguez informó de que en breve se recibirán antivirales, sedantes y 70.000 termómetros infrarrojos. El covid-19 ha reforzado la alianza bilateral en momentos en que las sanciones norteamericanas contra Caracas dejan marcas tan profundas como indelebles. El presidente Xi Jinping aseguró que China «siente como propias las dificultades y desafíos que enfrenta Venezuela» y consideró «que el Gobierno ha tomado, sin demora, medidas con alto sentido de responsabilidad» para enfrentar el desastre sanitario. Esas «medidas oportunas» han demostrado «el liderazgo» de Nicolás Maduro.

El otro factor de contención de la pandemia tiene que ver con las visitas médicas diarias que se hacen en las casas para detectar tempranamente los casos de contagio. Buena parte de los galenos son cubanos. Miles de ellos recorren barrios populares guiados por la gigantesca base de datos que el Estado construyó como parte de la relación clientelar que tiene con los sectores sociales más vulnerables, que acceden a alimentos y otros servicios a través del llamado carnet de la Patria. Las autoridades sanitarias llevan a cabo, al igual que en China, un seguimiento de la situación de las personas a través de sus teléfonos.

Venezuela tiene 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda. En medio de la cuarentena y la precariedad, se ha hundido además el precio del petróleo. El crudo representa el 97% de los ingresos por las exportaciones. En el 2008, el barril costaba 120 dólares. «A Venezuela no la detiene ni el petróleo a 10 [dólares], ni menos de 10», dijo Maduro.