Sin grandes fastos, ni algaradas. El Gobierno de Boris Johnson quiere que la salida de Europa se celebre de manera discreta. Cuestión de no herir los sentimientos de la mitad del país, para quienes hoy será un día de pesar. El primer ministro se dirigirá a la nación a partir de las 10 de la noche, hora local, mientras un reloj reflejado en la fachada de la residencia oficial de Downing Street iniciará la cuenta atrás, hasta el momento de la salida oficial, una hora más tarde.

En la calle y a lo largo del día habrá varios actos de conmemoración. Los proeuropeos han organizado a mediodía una conferencia de prensa en la Plaza del Parlamento, que estará adornada con banderas británicas. Más tarde marcharán en procesión desde Downing Street hasta la sede de la representación de la Comisión Europea en Londres. Frente a ese edificio, a las cinco de la tarde, New Europeans (Nuevos Europeos) realizará una vigilia iluminada con decenas de velas. Ya por la noche, la organización 3million montará una fiesta, con 150 invitados, en un pub alemán del centro de la capital.

CANTOS PATRIÓTICOS Y LEY SECA / Al menos en el pub, la despedida será entre copas, algo vetado a los partidarios del brexit. El alcohol está prohibido en la Plaza del Parlamento, donde el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, ha convocado a partir de las nueve de la noche a todos los que quieran celebrar «este remarcable momento en la historia» y «la victoria de la gente corriente contra la élite política». En el acto del grupo Leave means Leave (Irse significa irse), tampoco estarán permitidos la música y los fuegos artificiales. Ni siquiera sonará el Big Ben, que está siendo reparado. Farage acusa al establishment de haber hecho todo lo posible para aguarles la fiesta y propone a sus acólitos calentar el ambiente cantando himnos patrióticos.