Para Saul transmitir lo que sucedió en los campos de exterminio es una misión a cumplir. Hombre religioso, vivía cerca de Oswiecim (Auschwitz) en el seno de una familia ortodoxa, una infancia que se vio truncada por la invasión alemana de Polonia en 1939.

Estuvo en un campo de concentración hasta que acabó la guerra en 1945. Fue uno de los seleccionados por un médico nazi como cobaya para experimentos médicos. Recuerda el «hambre atroz» que pasaban los prisioneros. «No puede imaginar el hambre que pasábamos. Nos daban para todo el día una sopa que era agua con trocitos de patatas o un trozo de pan que intentábamos no acabarlo para tener algo que llevarnos a la boca».

También recuerda su experiencia en la Marcha de la Muerte. «Caminamos 12 días seguidos, casi sin comer. Nos paramos en un bosque donde había un caballo muerto. Todos nos precipitamos sobre el animal y cogimos un trozo». Tras ser liberado del campo, encontró a su hermano Moché, otro superviviente, y los dos se trasladaron a vivir a Israel.