La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mostraron ayer sus diferencias sobre el conflicto de Libia, después de que el pasado domingo se celebrara una conferencia en Berlín en la que se acordó sumar esfuerzos para mantener el alto el fuego.

Durante una rueda de prensa en Estambul tras la reunión que mantuvieron ambos dirigentes, Merkel consideró que la conferencia fue un paso positivo y que ahora «todos los bandos tienen que poner de su parte». «Pero Hafter no lo firmó. Dijo que sí, pero no ha firmado nada. Eso es intolerable», replicó Erdogan, mirando a su interlocutora. «El acuerdo fue aceptado por todas las partes. Hubo un acuerdo verbal», siguió Merkel. «Sí, pero ¿Hafter firmó?», insistió el presidente turco, antes de que la cancillera zanjara: «Creo que aquí hay un malentendido. Continuemos».

Merkel señaló que la conferencia fue un paso positivo dentro de «un equilibrio frágil»; mientras que Erdogan acusó a la comunidad internacional de «malcriar» al general». En este sentido, señaló que Turquía seguirá enviando a militares a Libia para entrenar a las tropas de Al Serraj (primer ministro del Gobierno libio ubicado en Trípoli).

SINTONÍA / Más sintonía mostraron al revisar la situación en Siria. Merkel prometió que Alemania dará más dinero a Turquía para que este país lidie con los refugiados y evite, como lleva haciendo Ankara desde el 2015, que llegue otra masa de migrantes a Europa a través del mar Egeo. «La contribución de Turquía con la crisis de los refugiados ha sido enorme -dijo la cancillera-. Tienen dentro de su país a 3,6 millones de refugiados sirios».

Según el acuerdo del año 2015, la UE se comprometió a entregarle 6.000 millones de euros a Turquía. Aún no han sido todos adjudicados, y el acuerdo termina este año. Merkel aseguró que quiere prorrogarlo «porque los sirios aún no pueden volver a casa».