El incendio de la catedral de Notre Dame de París que terminó con la famosa aguja de Viollet le Duc y el entramado medieval de la cubierta provocó una inusitada ola de solidaridad por parte de las grandes fortunas francesas. Sin embargo, dos meses después de la catástrofe, los organismos públicos encargados de canalizar los donativos solo han recibido el 9% de los fondos prometidos.

Según informa este viernes la emisora France Info, aunque la cifra anunciada llegó a los 850 millones de euros, hasta la fecha solo se han hecho efectivos 80 millones, y la mayoría corresponden a particulares que han hecho sus donativos mediante cheque o transferencia bancaria.

PRIMERO, EL PRESUPUESTO

Los grandes mecenas, como la familia Arnault, propietaria del grupo de lujo LVMH, que prometió 200 millones, o la familia Pinault, que anunció 100, han optado por enviar el dinero cuando se conozca el presupuesto de las diferentes fases de la reconstrucción, para saber a qué será destinado y evitar que el Estado saque rédito del depósito antes de que se inicien las obras.

De momento, la Fundación Notre Dame solo ha recibido 15 de los 395 millones prometidos y la Fundación del Patrimonio, 54 de 221 millones. Es cierto que aún queda mucho trabajo antes de iniciar la fase de reconstrucción porque la prioridad sigue siendo consolidar el edificio.

Los expertos siguen preocupados por el estado de las bóvedas -que al ser aun inaccesibles están pendientes de diagnóstico- y el andamio montado antes del incendio para restaurar la aguja. Retirar el andamiaje está siendo más complicado de lo previsto por la contaminación por plomo generada durante el siniestro.

PRESENCIA DE PLOMO

Limpiar de plomo la explanada situada frente a la catedral es otro objetivo prioritario para poder reabrir la zona al público a finales de este mes de junio si los análisis son positivos. Además, podrá instalarse una carpa que sirva de lugar de culto para los fieles.

Mientras, este sábado el arzobispo de París, Michel Aupetit, oficiará su primera misa en la catedral aun convaleciente del drama sufrido hace dos meses. El prelado llevará su mitra pero también un casco de obra, por razones de seguridad.

El templo está en fase de consolidación y la ceremonia se hará en una capilla pequeña que se libró de las llamas situada al fondo de la nave, detrás de la gran cruz dorada. Al oficio asistirá un pequeño grupo de personas que también deberán llevar casco.